Le inhabilitan para ser ganadero por dejar morir de hambre a sus caballos

Se terminó el ver caballos muertos o famélicos en la parcela del polígono ganadero de Cáceres propiedad de Antonio R. M. Al menos no se verán durante los cuatro años y medio en los que, por sentencia judicial, se ha prohibido que se dedique a comerciar o cuidar ganado.

Además de esta inhabilitación, Antonio R. M. debe pagar una multa de 11.040 euros por ser responsable de un delito de maltrato de animales.

El fiscal, en un principió, tenía previsto pedir tres años de prisión para Antonio R. M., pero al final se ha llegado a un acuerdo con él y su abogado. Ha reconocido el maltrato a los caballos, conformándose con los cuatro años y medio de inhabilitación, y un año y medio de prisión, además de 90 euros de multa. El año y medio de prisión se han transformado en el pago de 10.950 euros.

Esta condena también afectará positivamente a la seguridad vial, ya que los caballos de Antonio han estado implicados, al menos, en un accidente de circulación. El Ayuntamiento ha incoado en los años 2008 y 2009 hasta diez expedientes administrativos contra él por dejar sus caballos en la vía o sus inmediaciones sin custodia. El Juzgado de lo Penal número 1 le condenó por cometer un delito contra la seguridad vial, por provocar un accidente de circulación el 31 de marzo de 2009 con uno de sus caballos.

Esta vez ha sido el Juzgado de lo Penal número 2 el que le ha condenado por un delito continuado de maltrato de animales domésticos.

En septiembre de 2009, en el interior de su parcela, según la denuncia de la Fiscalía dejó morir a un caballo por falta de comida y bebida, estando a su lado otros 12 caballos que fueron auxiliados al encontrarse en muy mal estado. Junto a estos animales había restos óseos de un caballo semienterrado en estiércol.

También fue acusado de que poco después se le murió otro caballo de hambre y sed, teniendo tanta necesidad de alimentos los otros animales que llegaron a comer sus propios excrementos.

En julio de 2010 fueron encontrados tres caballos de su propiedad en muy mal estado dentro de una finca que no era suya; y en noviembre del 2010 en el interior de su parcela, se murió otro caballo que fue comido, en parte, por perros. En febrero de 2011 la policía local tuvo que salvar a otro animal de su propiedad que se enredó en una alambrada de espinos.

A su explotación ganadera, según la acusación pública, no acudía un profesional veterinario desde el año 2007, aunque el que le correspondía por la zona había intentado ponerse en contacto con él sin haberlo conseguido.