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MANUEL GARCÍA GARRIDO
Lunes, 4 de junio 2012, 03:41
El corazón blanquinegro dio ayer un latido más. La sístole fueron unos 250 fieles que condujeron el amor por sus colores a través de las arterias del Casco Antiguo de Badajoz. No fue un acto multitudinario, pero sí muy emotivo. Quienes asistieron quebraron sus gargantas para que los cánticos y consignas llegaran a todos los rincones. Tifos, banderas, gorros y bufandas colonizaron las calles.
La Plataforma 19-J pretendía lanzar un mensaje de pervivencia del CD Badajoz. 'Historia Viva, 1905-2012, continuará...', esa era la leyenda que socavaba los actos. Se entregaron globos, chapas, pegatinas y cds conmemorativos con los ascensos de 1992 y 2010. Todo suministrado de manera altruista por diversas empresas que quisieron poner su granito de arena. Los organizadores remarcaban que uno de los principales objetivos «es rescatar la humanidad de esta ciudad y demostrarnos que somos más que un equipo».
La marcha que partió desde la plaza Minayo hasta la plaza de España, pasando por San Atón y accediendo por la calle del Obispo San Juan Ribera, arrojó una conclusión. El letargo y la apatía sigue existiendo a la hora de reivindicar la defensa del patrimonio de la ciudad, pero existe un irreductible grupo de inconformistas que ejerce de Galia frente al todo poderoso imperio romano, de la población celtíbera de los numantinos o los famosos espartanos.
'Badajoz, te quiero' se entremezcló con referencias despectivas sobre el alcalde, Miguel Celdrán, y también hubo el particular recordatorio hacia Mérida, un conato sofocado por las reprimendas de la inmensa mayoría, conscientes de que las rencillas y batallas territoriales carecían de sentido en ese marco.
«Vamos a echar una mano»
De la primera plantilla solo hizo acto de presencia Álex Herrera, fue en el colofón de la jornada. Participó en la lectura de un solemne manifiesto al que se unieron el exjugador Diego Corrales, que encarnó la figura de las generaciones pasadas, y dos integrantes de las categorías inferiores y de la sección femenina. «Vamos a echar una mano, el corazón y lo que hemos echado siempre, coraje», era la improvisación fuera de guion de Corrales.
El actual capitán del conjunto pacense condensó en una frase todo el caudal semántico y simbólico que pretendía articular la convivencia de ayer. «Defendemos sin sombra de dudas al Badajoz, el que nació antes que nosotros y vivirá cuando ya no estemos. El que nos entregaron y el que entregaremos». Aclamaciones espontáneas se sucedían como resorte casi irremediable.
Las pesos pesados del club permanecieron in absentia, no hubo un respaldo firme de los jugadores, que no acudieron a la cita. El fervor popular se quedó huérfano de una efectiva unión del vestuario. Eran los comentarios más repetidos y la principal decepción. Cuando los organizadores desmontaban el improvisado sistema de sonido y la comitiva se dirigía a los bares de la 'manzana blanquinegra', el Mercedes Benz de Viyuela se detuvo a pocos metros del centro neurálgico del evento, pero apenas quedaban algunos rezagados. Pasaban las 13.00 horas y era el momento del culto a la cerveza y la tapa.
Quien sí estuvo fue el director general y consejero, Rafael Rojas. Se mostró satisfecho, aunque demandó mayor seguimiento en posteriores actos. «Este es el germen, hay que concienciar y despertar a los demás aficionados para que den un paso adelante y participen de una manera más física».
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