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E. G. R.
Viernes, 27 de julio 2012, 11:59
Nació en Guijo de Santa Bárbara hace 52 años y, aunque procuró no depender del campo, siempre tuvo claro que no quería desligarse del mismo. De ahí que además de su dedicación profesional, Ángel Jiménez cultive 20.000 metros cuadrados de huerto y frutales. También es electromecánico en Cetarsa, responsable comarcal de Comisiones Obreras en Campo Arañuelo y de la Federación Agroalimentaria de Cáceres.
-Comenta que la esclavitud del campo y la ganadería le llevó trabajar desde joven para no depender de estos sectores directamente...
-Así es. Ya desde bien pequeño me tocó ayudar mucho en casa, como siempre se ha hecho en los pueblos. Mis padres eran agricultores y tenían unas 80 cabras, así que madrugar mucho antes de ir a la escuela para ayudar a ordeñar y a traer la leche. Depende de la época del año me tenía que levantar a las ocho de la mañana o antes. Y luego los fines de semana a trabajar, a no ser que lloviera. Siempre rezaba para que cayese algún chaparrón pero nunca lo hacía, así que dejé de creer en Dios (ríe). A esa edad es normal, pues un chaval solo piensa en estar jugando con los amigos y con estas tareas no podía hacerlo.
-¿De ahí que decidiese optar por otra profesión?
-Claro. Es que la agricultura y sobre todo la ganadería, son trabajos muy esclavos. Por eso traté de evolucionar, aprovechar los estudios y salir. Eso sí, siempre tuve claro que no quería alejarme de esta zona, de nuestra comarca, pues esto es calidad de vida.
-Sin embargo afirma que le gusta la agricultura y que a ella dedica su tiempo libre...
-Ahora me gusta pero porque me lo tomo como un hobbie. Tengo una finca de unos 20.000 metros cuadrados donde desarrollo un poco de agricultura ecológica. Pongo un poco de todo. Tengo un huerto con tomates, pimientos, sandías, melones... y unos 400 árboles de diversas especies, como cerezos, olivos, higueras y albaricoques. Me gusta tener un poco de todo lo tradicional que hay en la zona pues son unos sabores muy ricos, y prefiero cultivarlo de forma que siempre tenga productos de temporada. Al final con tanto huerto resulta que tengo productos para toda la familia y siempre se arrima alguien (ríe). Lo cierto es que lo tengo porque me gusta pegarme las palizas los fines de semana.
-Está claro que desde bien joven ha estado ligado al campo y a la comarca. ¿Como ve el futuro con el fin del tabaco?
-La situación es mala porque el tabaco no tiene un producto alternativo y hoy por hoy es la única salida que existe en la zona. Habrá que seguir luchando por mantener el producto después de los dos años que quedan de ayudas. Hay cooperativas que lo han intentado cultivando flores, con frutales,... pero el resultado no ha sido bueno.
-¿Podría ser la agricultura ecológica esa salida?
-Podría ser, sí. De hecho desde Comisiones Obreras ya se está experimentando con ello. Lo que pasa es que todo depende de que el mercado responda y sea consciente de que este tipo de productos tiene otro precio y otra imagen. El cliente debe saber y valorar que por ejemplo la fruta es más cara, pero de mejor sabor, y que las piezas serán de diferente tamaño y no exactamente iguales, como las que hay hoy en las fruterías. ¡Si es que parece que hasta las barnizan y todo!
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