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El sexto de la tarde volteó a Perera, que volvió a la cara del toro con más de decisión. :: IOSU ONANDIA
Colosal Perera
TOROS

Colosal Perera

Los toros de procedencia Atanasio Fernández ganaron por goleada a los de Juan Pedro Domecq

ALFREDO CASAS

Martes, 7 de agosto 2012, 11:44

De atinar en el manejo de la espada, Miguel Ángel Perera hubiera salido a hombros por la puerta grande. Poco importa si con tres o cuatro orejas en el esportón. Al margen de 'despojos', el diestro extremeño cuajó una colosal actuación frente al toro de Los Bayones, manso, reservón, incierto y peligroso, que cerró el tercer festejo de la presente Feria de la Virgen Blanca.

Alto de cruz, fino de cabos, hondo, apretado de carnes y rematado de cuartos traseros, 'Cardilisto' -magnífica su reata- se negó a romper de salida tras el capote de Perera. Es más, cuánto más bajó las manos el torero, más abrevió sus viajes el astado. Suelto y sin fijar, demoró su entrada al peto del caballo que montó el varilarguero Ignacio Rodríguez. Extraordinaria su manera de agarrase a la vara, pese al empuje y poder del que hizo gala su sobredimensionado oponente.

Manso y renuente, el toro avisó de sus aviesas intenciones en su tercera arrancada por el pitón izquierdo. Indecible lo que Perera consintió y aguantó a su ejemplar en la primera tanda en redondo. Cada embroque se hizo esperar unos segundos que resultaron eternos. Ni la más mínima duda del torero. Y una apabullante capacidad para empujar las reservonas embestidas y no dejarse topar el engaño cuando el toro soltó la cara. Gran mérito el de Miguel Ángel que mantuvo la muleta en la cara del morlaco hasta obligarle a perseguir la templada franela. Debió reiterar los toques para desplazar al toro; hasta que éste dijo basta y le propinó una seria voltereta sin consecuencias. No se le fué 'la color' al diestro. Si es cierto que el toreo comienza en el momento que los astados se paran, Perera toreó con grandeza. Imperiales los pulseados naturales; logrados a puro huevo. Dos paran más señas. Y una final serie de empapados derechazos que precedieron a dos pinchazos -en la suerte natural- y una estocada desprendida. Una lástima.

Faena bulliciosa

Algo parecido le sucedió frente a su primero, un anovillado ejemplar de Zalduendo, al que Miguel Ángel logró sacar su buen fondo y exprimir a su entero antojo, antes de que el animal se apagara. A lo dicho, colosal Perera.

Quien sí paseó un trofeo fue Paquirri. Lo hizo del cuarto astado en el orden de lidia, un extraordianrio toro de Valdefresno, de selectas hechuras y encastado comportamiento. Una inagotable fuente de enclasadas, acompasadas y profundas embestidas al que el mayor de los hermanos Rivera Ordóñez le instrumentó una faena bulliciosa, carente del más mínimo trasfondo. Frente al toro que rompió plaza, un embastecido ejemplar de Juan Pedro Domecq, bizco del pitón izquierdo, desrazado y pajuno, Francisco anduvo templado y sin la más mínima apretura, algo que demando su chocholo oponente.

Otro trofeo obtuvo Sebastián Castella del toro del Puerto de San Lorenzo corrido en quinto lugar en el orden de lidia. Aunque bruto y suelto en el transcurso los dos primeros tercios, el toro propiedad de Lorenzo Fraile desarrolló un exigente y encastado comportamiento. Y agradecido. Fue a más gracias a que el diestro galo lo enganchó adelante en los vuelos de una muleta que condujo por abajo; con firmeza y profundidad, que no hondura. Se impuso Castella al toro antes de meterse en la corta distancia y alardear por circulares invertidos y naturales, ligado a un cambio de mano que precedió a un monumental y enroscado natural. De los que perduran en la mente por siempre. Tras cobrar más de media estocada desprendida y un certero descabello, Sabatián recibió una oreja con sabor a una... y media.

Prácticamente nada que destacar de su primer a labor a un impresentable morlaco, solo tuvo cuernos, herrado con el hierro de Parladé. Manso, descastado y rajado antes de finalizar el tercio de banderillas, a Castella no le quedó más opción que abreviar frente a un alma en pena que no debió salir al ruedo del coso gasteiztarra, por falta de trapío. Hablando de cuajo, los toros de Atanasio Fernández ganaron el duelo ganadero a los astados de procedencia Juan Pedro Domecq por goleada. Idéntico resultado el que arrojaron sus comportamientos. Y es que los de sangre Atanasio-Lisardo dominan la presente temporada.

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