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El vertedero dispondrá de un vallado y una puerta corredera para controlar la entrada de vehículos. :: PAKOPÍ
Los vecinos exigen que no se viertan restos orgánicos en la escombrera de las Cuestas
BADAJOZ

Los vecinos exigen que no se viertan restos orgánicos en la escombrera de las Cuestas

Temen que se repitan los incendios de basuras y los malos olores en la margen derecha debidos a la acumulación de basuras

ÁNGELA PÉREZ

Jueves, 9 de agosto 2012, 10:26

María lleva 26 años, de los 28 que tiene, viviendo en La Luneta. Su casa es una de las más próximas del barrio a la zona que linda con el vertedero de Las Cuestas de Orinaza, una escombrera que en menos de un mes volverá a abrir sus puertas para que los transportistas de ripios puedan descargar allí sus vertidos. Como al resto de vecinos, la mayor preocupación de María es que el control de la basura que allí se deposite vuelva a ser inexistente y que de nuevo se convierta en un vertedero sin ley.

Ángela, su vecina, también comparte su opinión. Tal y como recuerdan, antes de que se prohibieran los vertidos el pasado mes de enero, lo más insoportable eran los incendios que se producían con asiduidad. «No eran ripios, allí la gente echaba de todo, así que los olores, sobretodo cuando se prendía fuego a la basura, eran horrible», explica Ángela. «En pleno verano y con las ventanas cerradas es como teníamos que estar. El humo que entraba era irrespirable, un peligro», añade María.

La reapertura de esta escombrera a vuelto a resucitar el temor de los vecinos de la margen derecha, especialmente del Gurugú, Santa Engracia, La Uva y demás barrios que se encuentran a poca distancia del mismo y que, durante todos estos años, no han visto ni tan siquiera un muro que separe la basura de sus hogares.

La presidenta de la Asociación de Vecinos de Santa Engracia-la Uva, Francisca Yáñez, asegura que el verdadero temor no está en los ripios que se tiran en la zona, sino en los que se acumulan en todos los solares aledaños. «Está mal por los que los tiran pero también por los que no vigilan este descontrol», explica. Por eso indica que los vecinos no confían en que el control que vaya a haber en la escombrera sea total. «Después de tanto tiempo aguantando esta situación, lo que verdaderamente queremos es que se cierre».

Y es que son muchos años de quejas y denuncias, tal y como apunta Ricardo Cabezas, integrante de la comisión comunitaria de Salud, quien añade que con esta reapertura los residentes de la zona se sienten engañados. «Se nos decía que esto se acabaría y sin embargo la escombrera va a seguir abierta. ¿Por qué tenemos nosotros que aguantar esto? Si hay que llevársela a 12 o 14 kilómetros de la ciudad, que se la lleven, lo que nosotros no podemos es seguir soportando la acumulación de basura al lado de nuestras casas», recalca.

Según recuerda, no hace ni tan siquiera una semana desde la última vez que comenzó a salir un «humo espeso» del lugar «que se quedaba instalado en los alrededores».

En teoría, está prohibido realizar vertidos hasta que se completen las obras de adaptación, pero la realidad es que las molestias continúan. «¿Qué ocurrirá cuando se sigan acoplando más y más montones de basura unos encima de otros?», clama con indignación Ricardo Cabezas.

Tanto él como Yáñez y otros representantes de asociaciones vecinales critican que en realidad están «en vilo» porque no saben realmente si ese control exhaustivo será cierto y se impedirá que se viertan materias orgánicas. Tampoco saben cada cuánto tiempo serán retirados los escombros de este punto de acopio temporal y llevados definitivamente a una planta de reciclaje autorizada.

«Nos sentimos engañados, nos dijeron que desaparecería y nada»

«Cuando se produce algún incendio, aguantar es imposible»

«Después de tantos años, no confiamos en un verdadero control»

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