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MANUEL MOLANO
Jueves, 9 de agosto 2012, 11:48
El montijano Antonio Sánchez Fernández ('Sánfer', como se le conoce popularmente) ha conseguido a sus 70 años de edad una proeza más en su ya extenso palmarés. Se ha colgado una medalla de oro en la exigente prueba 'La Quebrantahuesos', que consta de 205 kilómetros y cuatro puertos de montaña en Huesca. Es una de las carreras más duras de Europa y él la ha conseguido completar en 8 horas y 35 minutos, proclamándose campeón en la categoría de mayores de 64 años.
«Esta prueba me exigía una preparación a conciencia, con la esperanza de dar todo lo que podía, me dediqué a fondo y logré participar en ella, entre los más de 9.000 ciclistas de élite que estuvieron presentes en la XXXII edición», explica orgulloso 'Sánfer'.
No iba de turismo. La preparación fue exhaustiva y llegaba a tierras oscenses con 6.600 kilómetros recorridos desde principios de este mismo año a sus espaldas. «Unos días antes de la marcha los dediqué a entrenar por la zona y subí los puertos de Formigal, Panticosa y el Portalet.
El ciclismo es un elemento indisociable de su vida, formando un binomio perfecto con su bicicleta. Es habitual ver pedalear por las carreteras de la región y de todo el país a este conocido fotógrafo, ya jubilado.
La ilusión es su mayor baza, que le ha llevado a no escatimar esfuerzos, hasta tal punto de que su excesiva entrega le costó un susto que a punto estuvo de truncar esta historia de superación. Hace tres años, un infarto le sorprendía cuando practicaba ciclismo en plena carretera, pero fue auxiliado a tiempo, se sobrepuso y volvió a subirse a la bicicleta tiempo después.
Otras pruebas
En este último año, Antonio había hecho también otras marchas como 'Carlos Cuadrado' (Don Benito), 'Ruta de los Castillos' (Zafra), en las que también obtuvo trofeo. De entre ellas, una de las más importantes del calendario nacional es la marcha de 'Sierra Nevada Límite' (en Granada). En la cita andaluza, 'Sánfer', cuando escalaba subido a su sillín uno de los puertos más duros (Monachil), recibió grandes dosis de apoyo y cariño que le marcaron. Desde el coche del director de la marcha, conocedores de los graves problemas de salud que había padecido, le llegaron palabras de admiración y acicate: «¡Olé tus cojones!», le gritaban.
También recuerda el momento de la subida al Portalet, en la Quebrantahuesos, cuando un participante, reconociéndolo igualmente de la marcha anterior, le animó diciéndole: «¡Vamos, campeón, ya estás 'metío en el lío'».
«Pero de todas estas anécdotas emotivas, la que más me llegó al corazón fue en la Quebrantahuesos, cuando escuché la voz de mi hija Manoli, entrando yo en meta, gritando '¡Ese es mi padre!'».
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