Marguerite Yourcenar y Grace

V ivió un frustrado amor juvenil con el editor homosexual André Fraigneau. La escritora Marguerite Yourcenar lo contó en la novela 'Fuegos' (1936). Para entonces ya tenía otra pareja, el escritor y psicoanalista Andréas Embirikos. Juntos recorrieron las islas griegas. «Las pasiones irresueltas provocan sufrimientos violentos», reconoció. Su nueva relación es mujer y se llama Nelly Liambey. A su lado cambia de imagen: usa pantalones, fuma, se rapa el pelo. Con ella visita The Columbin y Wagram, los locales parisinos frecuentados por lesbianas.

En 1937 se cruza en su vida la traductora americana Grace Frick. «Estaba loca por Marguerite», asegura Florence Godman. Eso no le impide encontrar nueva amante: es Lucy Kyriakos y está casada. Muere dos años después. Entonces Yourcenar acepta la invitación de Grace Frick y se traslada a Estados Unidos. Vivirán juntas cuarenta años. Grete, como la bautiza, se ocupa de la intendencia, el papeleo y la manutención, y ayuda en la corrección de los textos que ella escribe. Para muchos su obra cumbre, 'Memorias de Adriano', es una suerte de hijo común.

Siempre dicen ser 'compañeras de piso', amigas. Compran una casa en Desert Island, en Maine; la llaman 'Petit Plaisance'. El secreto de su relación consiste en «mirar juntas en la misma dirección», defienden. Pero Grace muere en 1979 y todo acaba. Marguerite pone en su cama una caja de música con un aria de Haydn y abre la ventana. Es la liturgia del adiós, que permite la llegada a su vida del fotógrafo Jerry Wilson. «El sol entra en mi casa», confiesa. A él le dedica en 1981 'El hombre oscuro', y afirma: «Por fin he encontrado el hombre de mi vida». Wilson muere a los 31 años, de sida. Yourcenar, para quien «el amor no tiene género», advierte: «Uno solo muere cuando está solo».