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A. GARCÍA DE QUIRÓS
Domingo, 16 de septiembre 2012, 12:22
Durante los primeros años de la crisis, los ahorros de los extremeños aumentaron considerablemente debido a la incertidumbre que ocasionaba el nuevo escenario económico. Pero desde hace un año, estos han comenzado a reducirse. Los ingresos están disminuyendo en las familias, las empresas y las administraciones; y los expertos apuntan además un segundo factor desconocido hasta ahora, muchos particulares se están llevando el dinero a su casa ante el temor que inspira el sistema financiero.
El último dato disponible del Banco de España está referido al primer trimestre de este año. Dice que los depósitos bancarios de los extremeños se han reducido el 5,4% en relación al mismo periodo del año anterior, según el boletín estadístico del máximo regulador bancario español.
De los 17.808 millones de euros que los extremeños (familias, empresas y administraciones públicas) tenían depositados en marzo de 2011, se ha pasado a 16.862 millones en marzo de 2012. Son 946 millones de euros menos, bien porque sus dueños se los han gastado o porque los han sacado de la región.
«Sí la economía fuera un enfermo estaría en estado crítico, habría que ingresarla en la UCI». Es el diagnóstico de Javier Bardají, economista y experto en mercados financieros. Cuenta que el elemento más preocupante de la actual situación financiera es precisamente este, la fuerte caída de los depósitos bancarios.
Es una situación que define como alarmante, con una bajada de cuatro meses consecutivos a nivel nacional y una pérdida total que ronda los 200.000 millones de euros.
En Extremadura la tónica es la misma, a la espera de que aumente esta tendencia cuando se tengan los datos del verano. «El mes de julio es especialmente malo para el ahorro, ya que se unen factores como el gasto vacacional o los costes de las empresas de las nóminas de verano y los pagos de impuestos», indica Bardají. Normalmente, el Banco de España suele hacer públicos los datos de abril a junio en la segunda quincena de septiembre.
Ricardo Hernández Mogollón, profesor de Ciencias Económicas de la Universidad de Extremadura, señala que hay dos factores fundamentales que son los causantes de la retirada de depósitos. Por un lado está el miedo de los ahorradores a mantener su dinero en determinadas entidades que han sufrido intervenciones estatales. Y por otro, el efecto de las fusiones entre cajas de ahorros.
Una dinámica -indica el profesor de la UEx- que ha llevado a sacar el dinero de los bancos, dejándolos fuera del sistema financiero. Se trata de un fenómeno que define como de atesoramiento; es decir, conservar el dinero fuera de los bancos.
Un proceso, dice Hernández Mogollón, generado por la falta de expectativas y confianza en la economía. «A esto hay que unirle la falta de seguridad que la banca española tiene para los inversores, que prefieren trasladar su capital a los bancos extranjeros a causa de la crisis económica».
Este proceso ha afectado fundamentalmente a la economía doméstica. «Se han producido muchos despidos, Expedientes de Regulación de Empleo y cierres de empresas que están poniendo en riesgo a la economía más básica». Otro factor ha tener en cuenta es el aumento de la tasa de morosidad (porcentaje de créditos impagados), lo que supone una pérdida de ingresos en las entidades financieras.
A estos factores hay que sumarles otros elementos coyunturales como la elevada tasa de paro. Según Bardají, las familias han tenido que echar mano de los ahorros para poder hacer frente al gasto cotidiano. «Los depósitos cubren las carencias de salario, pero se agotan los fondos».
Una crisis que azota especialmente a una región -explica este economísta y experto en mercados financieros- sin apenas tejido industrial y con un sector agropecuario en recesión que tiene que afrontar una situación muy complicada.
Por su parte, Hernández Mogollón destaca que la recesión económica ha congelado el crédito a las empresas y a los particulares, lo cual provoca el cese de la actividad productiva y la congelación del consumo. Todo esto conduce a la destrucción del poco tejido productivo que queda en la región, dado que no es posible afrontar los gastos que las empresas tienen, aunque éstas sean rentables.
En la otra cara de la moneda, también se está registrando un progresivo descenso de las deudas que los extremeños mantienen con las entidades financieras. Tanto, que los créditos de particulares, empresas y administraciones han caído a niveles similares a los del inicio de la crisis, en 2008.
Pese a todo, Extremadura sigue debiendo a los bancos un 30 por ciento más de lo que tiene ahorrado, una tasa inferior a la media nacional. Suponen 21.993 millones de euros.
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