Borrar
Los operarios trabajan estos días en retirar las plantas del tramo del río a su paso por Mérida. :: BRÍGIDO
La amenaza del camalote vuelve al río
BADAJOZ

La amenaza del camalote vuelve al río

Esta planta acuática se extiende de nuevo a lo largo de 80 kilómetros del GuadianaLos expertos alertan de que este vegetal puede producir graves perjuicios a nivel medioambiental y socioeconómico

TANIA AGÚNDEZ

Jueves, 27 de septiembre 2012, 20:25

Llegó para quedarse y en estos momentos es especialmente visible y llamativa su presencia en el Guadiana. El camalote o jacinto de agua es una especie alóctona, es decir que no es originaria de España, que se extiende unos 80 kilómetros a lo largo del río. Esta planta acuática se encuentra en la superficie del río desde Medellín hasta el tramo urbano de Mérida. En todo este recorrido se pueden ver amplias masas de este vegetal de hojas verdes y flor rosa.

Este ejemplar invasor apareció en la provincia de Badajoz en el año 2005 y desde entonces la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) mantiene abierta una auténtica lucha contra este vegetal. En esta época del año es cuando esta planta es más visible generando una situación casi alarmante debido a que cuando las temperaturas son altas y hace calor se reproduce y crece a gran velocidad.

«Ahora llama más la atención porque ha llegado al tramo urbano de Mérida, pero lleva presente desde hace meses río arriba. Tiene un crecimiento rápido y explosivo, y en años calurosos como este aún más. De hecho, es muy agresiva por su capacidad de desarrollo», explica Nicolás Cifuentes, jefe de Servicio de Aplicaciones Forestales de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. La amenaza del camalote ha regresado al río.

El camalote es una planta con un gran potencial colonizador que flota en el agua. No está arraigada a la tierra, con lo que se desplaza fácilmente con la corriente del agua y se propaga velozmente a lo largo del río. «Tiene mucha capacidad de reproducción vegetativa, es decir, si un fragmento de planta se separa del resto tiene la capacidad de generar enseguida una planta nueva. De este modo, las poblaciones de camalote se multiplican rápidamente. En invierno pasa más desapercibida. Las heladas les afecta mucho y se marchita, pero la raíz sigue viva. En cuanto viene el calor empieza a reverdecer y echar nuevos brotes», advierte Trinidad Ruiz, profesora titular de Botánica en la Universidad de Extremadura y miembro del grupo de investigación en Biología de la Conservación.

Control y daños

Por estos motivos es tan complejo eliminar y erradicar el camalote por completo. «Por eso es importante y urgente controlar su expansión y contener las poblaciones de esta planta en la medida de lo posible. Hay que ir retirándolas en cuanto aparezcan. La crisis no puede ser una excusa para no hacerlo. Si hace faltan se tiene que tomar medidas extraordinarias como quitar estos ejemplares con brigadas de personal perteneciente a las estructuras públicas, como el Ejército, o a través de voluntarios», agrega Ruiz.

Esta experta indica que los problemas que puede llegar a generar esta especie si no se controla a tiempo pueden ser de extrema gravedad. Además de daños medioambientales también pueden causar grandes perjuicios socioeconómicos. Algunos inconvenientes se originan cuando aparecen grandes concentraciones de estos brotes de camalote a lo largo de todo el río.

El Guadiana se tiñe de verde y una gran sábana formada por este vegetal cubre parte del cauce y llega a cerrarlo. Esta situación puede ocasionar problemas de uso del caudal a los pescadores o piragüistas, ya que imposibilitan que desarrollen su actividad de manera segura.

Por otro lado, estas numerosas poblaciones de vegetal tapan completamente la superficie del agua impidiendo que pase la claridad al fondo del río. Esto afecta negativamente tanto a la flora como a la fauna. «Alteran las condiciones físico-químicas del agua porque producen sombra, lo que perjudica al resto de plantas y animales», manifiesta Antonio Gentil, biólogo de la asociación de Adenex.

Otro de los peligros que se cierne sobre el Guadiana debido a la presencia de esta especie invasora es el desastre económico que se puede producir si esta planta llega a los canales y a la red de regadío. «Los daños pueden ser incalculables e irreparables. Por eso hay que impedir que llegue al canal de Montijo o a Alqueva», apunta Trinidad Ruiz.

Precisamente, para evitar esta circunstancia, la Confederación Hidrográfica del Guadiana ha puesto en marcha un dispositivo de barreras que abarca el tramo del río afectado. Así, se han extendido más de 5.000 metros de un vallado especial dispuestos en 30 puntos distintos. Las últimas barreras se encuentran en el tramo urbano de Mérida y tratan de detener el avance de la planta. «El sistema de barreras actúa como una cuña y desplaza el jacinto de agua a la orilla. Posteriormente los operarios lo van sacando. La extracción se realiza de manera intensiva cuando bajan las temperaturas, ya que el camalote deja de crecer y la retirada es mucho más efectiva. El ritmo de extracción es mayor que el de reproducción de la planta», asevera Cifuentes.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy La amenaza del camalote vuelve al río