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J. LÓPEZ-LAGO
Domingo, 21 de octubre 2012, 02:09
Cuando los pacenses pasan por la Plaza de España la mayoría repara en los 41 metros de altura de la Catedral de su ciudad, pero pocos conocen este templo por dentro. Y mucho menos su historia y detalles. Lo constata Marcos Pacheco, uno de los guías que ayer explicaba cómo se levantó este monumento y qué contiene en su interior. Ayer se celebró el Día mundial de las Catedrales y el Ayuntamiento promovió visitas guiadas durante la tarde que se repetirán hoy a las cinco y a las seis de la tarde. Después, a las nueve, la Banda Municipal de Música ofrecerá un concierto como colofón a esta actividad que ayer por la mañana atrajo a los primeros interesados.
En realidad no estaba previsto que los expertos ofrecieran explicaciones, pero Pacheco se animó a guiar a una docena de visitantes que intuyó deseaban conocer algo más.
Les explicó el porqué del aspecto defensivo de la catedral, llamada metropolitana de San Juan Bautista, pese a que el patrón oficial de la ciudad sea San José. «Es severa, austera y de piedra granítica», como decía el guía en voz baja por el interior para resumir algunas de las cualidades que se aprecian a simple vista. Esto se debe a que en el siglo XV el cabildo de Badajoz era pobre y no podía contratar a canteros ni artistas que lucieran un poco más la catedral pacense, cuyas piedras tienen su origen en las localidades portuguesas de Borba y Estremoz.
Una vez captada la atención, Pacheco aprovechó para desmontar algunos mitos que pesan sobre el pasado de esta catedral. Uno de ellos es que tuvo dos torres. Falso. Ni siquiera se llegó a proyectar la segunda. Al menos no está acreditado en ningún sitio y la documentación de este edificio es abundante y exhaustiva desde 1470 en adelante.
Otro error es que debajo haya una mezquita árabe. Esto no es cierto. Lo que ocurre es que mientras se construía este templo la anterior catedral, la de Santa María del Castillo, en la Alcazaba, sí se hizo sobre este lugar de oración para los musulmanes, como de hecho solía ocurrir en otros puntos de España para reafirmar la nueva fe imperante en la península.
La Catedral de Badajoz se construyó entre mediados del siglo XV y mediados del XVI, muy poco tiempo para lo que suele durar una obra arquitectónica de esta envergadura. Después se fueron añadiendo detalles, tanto constructivos como ornamentales, lo que cualquier observador puede apreciar a simple vista.
Los interesados ayer en conocer este lugar por dentro admiraron la lámpara realizada en bronce en 1871 de 300 arroba de peso que precede al altar mayor. La componen 102 lámparas y fue traída a Badajoz varios años después pues su destino inicial eran las Cortes Generales, concretamente el Senado. Sin embargo, su elevado peso impidió su instalación y como el presidente en aquel momento era el pacense Adelardo López de Ayala éste la envió a Badajoz, donde se quedó, aunque no se sabe muy bien cómo los técnicos consiguieron instalar tan pesado adorno.
A pocos metros el retablo mayor se reveló ante la visita como uno de los pocos realizados en tres dimensiones. De estilo barroco, realizado en Madrid y colocado en 1717 es obra de Giner de los Ríos. Sus ayudantes tardaron once meses en colocarlo.
Enfrente está el coro, tallado en madera de roble americano traído desde este continente y después de un concurso de ideas que ganó Jerónimo de Valencia, autor también de la Cartuja de Jerez. En sus sillas hay un completo repertorio del santoral, desde san Pedro con las llaves a San Lorenzo y la barbacoa. Éste suele ser uno de los rincones que más interesa a los escolares, que descubren cómo los asientos tienen un reposo para el trasero debido a que sus ocupantes pasaban la mayor parte del tiempo de pie cantando o rezando. Además, sirve para comprobar que las personas en aquella época eran mucho más bajitos que ahora. Esta estancia la completan los órganos que hay en la parte superior, artesanales y algunos de su elementos expoliados durante la Guerra de la Independencia, cuyos combatientes aprovechaban cualquier metal para convertirlo en munición.
Anécdotas de este tipo son solo una pequeña parte de las historias que guarda la catedral y que varios guías apasionados de su pasado compartirán a lo largo de la jornada de hoy para el que quiera conocer algo más de un enclave del Casco Antiguo presente en la ciudad desde hace varios siglos pero que los pacenses suelen ignorar.
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