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MIGUEL ÁNGEL MARCOS
Lunes, 26 de noviembre 2012, 14:26
Estudios de psicología demuestran que la risa elimina la angustia, la tensión y la ansiedad, aumenta la autoestima, alivia el espíritu, estimula la imaginación, aclara la percepción y disminuye las preocupaciones y el miedo. En definitiva, que algo aparentemente tan sencillo y cotidiano facilita el proceso de recuperación emocional y físico, mejora las defensas del propio cuerpo y predispone a la persona al optimismo hacia lo que le rodea.
Lo dice la organización no gubernamental Payasos sin Fronteras, que de risas y sonrisas sabe lo suyo. Una risa que si siempre es necesaria, dado que la vida diaria se está agriando por la crisis, lo es todavía más en zonas del mundo donde abundan los conflictos bélicos, los refugiados, la miseria o la muerte.
Para tratar de aliviar todo ese sufrimiento realizan expediciones de payasos a lo largo del año a zonas en conflicto o países en vías de desarrollo, en las que participan con frecuencia payasos extremeños. Cuatro de ellos acaban de volar a Jordania para dibujar una sonrisa en la cara de los niños, pero también de los adultos, procedentes de Siria, que llenan los campamentos de refugiados.
Son José Antonio Maestro Mojena y Javier Ceballos, integrantes de Asaco Producciones, y Javier Romero y María Rosario Amaya, de Circobaya, dos colectivos que colaboran desde hace tiempo con Payasos sin Fronteras. Entre los cuatro suman 14 expediciones en distintas partes del mundo, por lo que ya conocen la experiencia y saben lo que les espera. Han estado en la República Democrática de El Congo, en Irak o en los campos de refugiados del Sáhara. Ahora su voluntad de colaborar les llevará a territorio jordano, a Amán y Jerash.
Un flujo permanente
Según datos de Acnur, la agencia de la Organización de naciones Unidas para los refugiados, en la última semana de agosto cruzaron la frontera sirio-jornada más de 10.000 personas. Se estima que a partir de esa fecha unos 2.500 refugiados sirios abandonarían cada día su país para entrar en Jordania. Pero es que además alerta que cada vez llegan más niños que no están acompañados. La propia Acnur dice que al campamento de Al Zaatri, abierto a finales de julio, han llegado más de 20.000 personas y que miles más continúan esperando a pasar la frontera. Todos esos números refuerzan, a juicio de la ONG, la necesidad de volver a intervenir en Jordania, donde lo vienen haciendo desde el año 2008 con espectáculos de circo y de payasos.
«Payasos Sin Fronteras trabaja para potenciar la interacción positiva con la infancia que vive en contextos de crisis humanitaria y social grave, para aumentar la capacidad de resistencia y hacer un acompañamiento en procesos de duelo o tristeza que les permita mejorar la positividad y el estado de ánimo ante sus vivencias», señalan los promotores del proyecto, aunque más allá del proyecto están las vivencias de sus payasos.
Mínimo 30 espectáculos
«Nuestra tarea consiste en ofrecer una gira de espectáculos en los distintos campos de refugiados que existen en Jordania, en la zona de Amán y Jerash, explica Maestro. Vamos a estar casi tres semanas para realizar al menos 30 espectáculos de animación infantil para la infancia refugiada, además de actuar en centros de atención infantil o escuelas locales con las que ya se ha trabajado anteriormente. Va a ser muy cansado, y lo sabemos por otras expediciones, pero probablemente sea la experiencia que más nos enriquece».
Se calcula que serán cerca de 8.000 los asistentes de esa gira de espectáculos, que se sumarán a las casi 60.000 personas a las que arrancaron una sonrisa en las doce giras realizadas en Jordania desde el año 2008 para atender a la población refugiada. A los payasos extremeños se unirá un logista, en una expedición que tiene un coste que supera los 20.000 euros y que financian el Ayuntamiento de Barcelona y los propios Payasos sin Fronteras. También esperan contar con la colaboración del Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata, que está estudiando la propuesta.
«¿Que si no tenemos miedo?», se pregunta José Antonio Maestro para terminar. «Hombre lo que vemos por la tele y las charlas que nos han dado algunos para que no vayamos, incluidos familiares, hace que en algún momento nos lo pensemos. Pero la verdad es que ninguno lo hemos dudado, porque si somos payasos es, sobre todo, para ocasiones como esta. Hacer reír a quien más lo necesita».
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