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Jóvenes estudiantes descansan en el campus de una universidad. :: FOTOLIA
El origen familiar es todavía una gran barrera a la movilidad social en España
SOCIEDAD

El origen familiar es todavía una gran barrera a la movilidad social en España

Un informe de la Fundación Encuentro revela que el valor de los títulos para lograr un ascenso de clase es mayor cuanto más alto es el origen

CÉSAR COCA

Sábado, 5 de enero 2013, 13:22

Una alta cualificación académica concede en España notables oportunidades de ascenso social... sobre todo si quien la posee procede de una familia acomodada. En un país con una altísima tasa de universitarios en la población en torno a los 20 años, un título superior vale cada vez menos, en especial para aquellos cuyo origen está en la parte baja de la escala social. El prestigioso 'Informe España 2012' que elabora la Fundación Encuentro pone el dedo en la llaga de la ineficacia de nuestro sistema educativo para garantizar una verdadera igualdad de oportunidades. A estas alturas de la modernidad, el origen pesa más que el nivel formativo alcanzado a la hora de instalarse en una determinada clase social.

El informe, que acaba de presentarse, describe a España como un país en el que, salvo en los últimos quince o veinte años, la movilidad social ha sido muy inferior a la existente en otros lugares de Europa. A partir de finales de los ochenta, el proceso de fuerte crecimiento económico impulsado por la entrada en la UE, la redistribución de la renta propiciada por políticas de corte socialdemócrata y, también, el incremento exponencial del sector de la construcción, hicieron posible una movilidad desconocida hasta entonces.

Pero todo eso ha comenzado a venirse abajo con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Una de sus consecuencias ha sido que miles de jóvenes sin apenas formación, contratados en su momento por salarios más altos que los pagados a titulados superiores en otros ámbitos de la economía, hoy están en el paro y con escasas posibilidades de hallar otro empleo. Es decir, subieron de forma inesperada varios peldaños en la escala social y los han bajado de manera repentina.

Las expectativas de las familias respecto del futuro enclasamiento de sus descendientes no son buenas.

El 70% de las mismas piensa que sus hijos tienen poca o ninguna posibilidad de ascender, con independencia de su nivel de estudios. Una de las razones es que la crisis está devaluando los salarios de los empleos en los servicios, salvo los de cualificación muy elevada, y es ahí donde trabaja una amplia mayoría de la población.

Generación ascendente

¿Qué españoles han conseguido ganar posiciones en la escala social? Sobre todo, los nacidos entre 1957 y 1966, que llegaron a la Universidad a partir de 1974. En esos años, los centros superiores habían conseguido un notable desarrollo y empezaban a acoger a un número amplio de estudiantes, pero todavía un título tenía un gran valor. En cambio, para los nacidos a partir de 1977 el paso por la Universidad les ha servido en mucha menor medida para lograr un ascenso social.

Como se dice gráficamente en el informe, hace treinta años para ser cajero en una entidad de ahorros bastaba con el Bachillerato. Hoy es frecuente que los empleados jóvenes sean al menos diplomados universitarios, pero la dificultad del trabajo y el salario son similares.

La masificación de la Universidad ha devaluado los títulos universitarios. Ahora que la clase trabajadora ha conseguido enviar a buena parte de sus descendientes a las aulas universitarias, el mercado está articulado de tal forma que un título debe complementarse con un amplio conocimiento de idiomas, un máster, una estancia en un centro extranjero, etc. Todos esos complementos formativos son caros y no están al alcance de esas familias de clase social baja.

El retrato de la sociedad española actual muestra, según el 'Informe España 2012', que existen aún importantes barreras entre clases que hacen muy difícil moverse de una a otra. «El aumento de la demanda universitaria no ha hecho más interclasista el acceso a la clase superior, sino más bien al contrario, prevaleciendo la estrategia de cierre familiar al interés general por la justicia social», dicen los autores del texto. Y aportan datos muy fáciles de interpretar: mientras en Europa, el 22% de los hijos de obreros cualificados ascienden hasta la clase profesional más alta gracias a su formación, en España solo son el 15%. En sentido contrario, la posibilidad de que un descendiente de una familia de profesionales cualificados sea un obrero es en Europa del 20% y en España, del 13%. La herencia, en el más amplio sentido del término, pesa aquí mucho más que en Alemania, que es el país con mayor movilidad social.

Las barreras

¿Cómo son esas barreras que pesan más que la formación? Pues básicamente tienen forma de dinero y relaciones. La herencia -y eso es algo que suma todos esos factores- tiene en España, como en otros países del sur de Europa, un peso aún muy alto, mucho más que en el centro y el norte del continente, donde haber nacido en el seno de una familia acomodada no garantiza mantener ese estatus durante toda la vida. Aquí tampoco lo hace en todos los casos, pero sí en un volumen amplio. El mecanismo funciona también en sentido contrario: en el centro y el norte de Europa un joven de clase trabajadora que consiga un título universitario tiene mucho más fácil el ascenso social.

Los autores del informe atribuyen estas barreras que obstaculizan la movilidad interclasista no solo a algunas tradiciones históricas que perviven, sino también a los sistemas de Formación Profesional y a una estricta división entre trabajos manuales e ingenierías. En Alemania y Holanda, por el contrario, «predomina la Formación Profesional dual», explican, «sin que la división taylorista y clasista del trabajo haya cuajado con tanta fuerza como en los países católicos y mediterráneos».

Del estudio de la Fundación Encuentro se obtiene una conclusión que debería figurar con el mensaje de 'urgente' sobre la mesa de los responsables educativos de la Administración central y las autonómicas. Dado que el rendimiento de los títulos académicos está muy matizado por el origen de clase, «parece evidente que queda mucho por mejorar en el terreno de la igualdad de oportunidades educativas».

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