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Las medidas emprendidas por Vucic, a la derecha en la imagen, le han convertido en el político más apoyado en Serbia. :: REUTERS
Serbia planta cara a los corruptos
INTERNACIONAL

Serbia planta cara a los corruptos

El viceprimer ministro, Aleksandar Vucic, lidera la batalla y asegura que «no habrá protegidos, sin importar el cargo, nombre y apellido»

PACO SOTO

Lunes, 25 de febrero 2013, 01:22

Serbia, un país de la antigua Yugoslavia que aspira a ingresar en la Unión Europea, se ha comprometido a pelear contra la plaga de corrupción que corroe las instituciones, la vida económica y la propia sociedad. La investigación y reciente detención de varios empresarios y políticos que parecían intocables es una muestra de que algo importante está pasando. El viceprimer ministro, Aleksandar Vucic, de 42 años, se ha convertido en el símbolo de la lucha y en el político más popular. «No habrá protegidos, sin importar el cargo, nombre y apellido», sostiene.

El semanario serbio 'Vreme' lo define como «el nuevo hombre fuerte de Belgrado». Seis meses después de la formación del Gobierno, todo parece sonreír a Vucic, líder del Partido Progresista Serbio (SNS). Ha prometido a la ciudadanía una batalla sin cuartel contra los corruptos en el mundo de los negocios y de la política que tanto daño hacen a la economía y la imagen del país.

Por ejemplo, por culpa de las licitaciones públicas fraudulentas, el Estado balcánico pierde cada año cientos de millones de euros, y sólo en 2011 la auditoría estatal halló irregularidades por valor de 800 millones de euros. Es un hecho muy grave en un país pobre como Serbia, cuya economía está en recesión, con una renta per cápita anual de unos 3.000 euros (ocho veces menos que la española), un salario medio mensual inferior a los 400 euros y una tasa de desempleo que supera el 25%.

Como señala el rotativo, Aleksandar Vucic, que es también ministro de Defensa y coordinador de los servicios de Inteligencia, «está en todos los frentes. Políticos, hombres de negocios, periodistas, todos ensalzan su combate 'firme y enérgico' contra la corrupción. Lo que era interpretado como agresividad, insolencia, estrechez de miras es visto hoy como un símbolo de voluntad, valentía y determinación».

El poder de las mafias

Vucic se ha rebelado contra la clase política, y está dispuesto a «pelear contra todos», señala un observador local. Pero los enemigos de este joven viceprimer ministro son poderosos y peligrosos. Y sus orígenes mafiosos se remontan a la guerra de los Balcanes que descuartizó Yugoslavia. Esas mafias tiene ramificaciones en los propios aparatos del Estado. Tanto es así que hace unos días el propio primer ministro, Ivica Dacic, reconoció que tuvo contactos con un narcotraficante, aunque aseguró que lo desconocía en aquel momento.

«Son tan peligrosos y potentes aquéllos que llevan la mayor parte de la corrupción que no estoy seguro de que ganemos la batalla, pero venderemos cara la piel», advirtió Vucic. El valiente dirigente libra una guerra contra la corrupción y ya ha vencido al enemigo en algunas batallas. Uno de los primeros en caer fue Miroslav Miskovic, el hombre más rico de Serbia, cuyo nombre incluso aparece en la 'lista de millonarios' de la influyente revista 'Forbes'. Miskovic, de 67 años, y su hijo Marko fueron arrestados en diciembre por malversaciones millonarias en la privatización de empresas de construcción de carreteras. Otro importante empresario, Milan Beko, que fue ministro en la época del ultranacionalista presidente Slobodan Milosevic, fue interrogado por la Policía por la dudosa privatización del puerto fluvial de Belgrado.

Los casos de Miskovic y Beko tienen relación con algunas de las 24 privatizaciones presuntamente irregulares que se han realizado en Serbia. La UE ha pedido explicaciones a Belgrado para avanzar en su proceso de integración en el club comunitario y las autoridades han respondiendo positivamente, algo impensable hace tan sólo medio año. Cabe destacar también que desde el pasado noviembre el exministro de Agricultura, Sasa Dragin, se encuentra en la cárcel por un supuesto fraude de 5 millones de euros.

Aumento de la confianza

La confianza de los ciudadanos en sus dirigentes ha crecido notablemente en los últimos meses. Una encuesta reciente muestra que el 41% de los serbios -tres veces más que hace apenas medio año- cree que en 2013 disminuirá el nivel de corrupción. En Serbia, como en muchos países de la antigua Europa comunista, el fraude está también muy generalizado en la sociedad. Es frecuente que los ciudadanos sobornen a los médicos para agilizar los trámites para operaciones o tratamientos, y algunos profesores universitarios cobran a los estudiantes para que puedan presentarse a los exámenes. El soborno es una práctica común entre los policías y otros funcionarios del Estado y sin un buen 'enchufe' muchos ciudadanos se quedan sin trabajo.

Zoran Stojiljkovic, miembro la Agencia estatal de lucha contra la corrupción, valora positivamente la voluntad de Vucic, pero lamenta su «aspecto mesiánico». En su opinión, «Serbia necesita un fuerte sistema institucional, no basta sólo con Vucic, necesita cambiar la mente de los ciudadanos y una voluntad política sólida para que se ordenen las reglas del juego». La profesora Srbijanka Turajlic, por su parte, apunta que «en un país empobrecido, las historias sobre los que nos roban son muy excitantes. Tal vez no viviremos mejor si los ladrones son detenidos, pero por lo menos habrá una cierta Justicia».

Frente al nuevo escenario, una parte importante de los ciudadanos, acostumbrados a que los dirigentes les mientan, están desorientados. Ven a Vucic con buenos ojos, pero siguen escépticos sobre el éxito de su cruzada. Para la socióloga Radmila Nakarada, «una muchedumbre sin guía necesita política y socialmente ver a las autoridades atacar la corrupción». El viceprimer ministro es consciente de que afronta un gran reto y por ese motivo busca el apoyo de EE UU y Alemania.

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