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¿Qué ha pasado hoy, 22 de abril, en Extremadura?
Juan Luis Lancho, agente policial y delegado sindical, en su nuevo puesto en la Zona Sur. :: BRÍGIDO
El Consistorio crea otra oficina policial de barrio pese a que no tienen actividad
MÉRIDA

El Consistorio crea otra oficina policial de barrio pese a que no tienen actividad

Las dependencias de Nueva Ciudad y La Antigua, a las que se suma ahora la Zona Sur, no han tramitado ninguna denuncia en un año de funcionamiento

JUAN SORIANO

Viernes, 1 de marzo 2013, 01:57

Juan Luis Lancho es uno de los sindicalistas más conocidos de Mérida, ya que además de delegado en el Ayuntamiento es también secretario de Negociación colectiva y de Empresas públicas de CC OO en Extremadura. El pasado 23 de octubre dejó de ser liberado debido a un decreto nacional que modificó la asignación de horas sindicales a los representantes de los trabajadores y eliminó la posibilidad de agruparlas. Por ese motivo, se incorporó a su puesto de trabajo en la Policía Local.

Desde el 30 de noviembre es el responsable de la oficina de denuncias puesta en marcha en el local social de la Zona Sur. Según la orden de la Delegación de Personal, debe regular el tráfico en la rotonda de Juan de Ávalos a la entrada y salida de los alumnos del colegio de las Escolapias y recoger denuncias, quejas y sugerencias que presenten los ciudadanos.

La oficina de la Zona Sur se suma a las que fueron creadas en el año 2011 en Nueva Ciudad y La Antigua. En ninguna de las tres se ha recogido una sola denuncia, queja o sugerencia de los ciudadanos desde su apertura.

Además, Lancho afirma que ni siquiera dispone de uniforme de Policía Local, y sus únicos medios son un paquete de folios y un taco de denuncias de tráfico, las cuales no puede tramitar por carecer de sello, lo que impide facilitar copia a los posibles denunciados. Así que se limita a sentarse en una silla ante una mesa en el pasillo de entrada al local social de la Zona Sur, donde ni siquiera hay un conserje.

Tampoco hay un ordenador para redactar denuncias ni una impresora para ofrecer una copia al interesado. Como apunta, ni siquiera hay algo de intimidad para quien quiera plantear una queja.

Para Lancho la única explicación sobre su nuevo destino es que se trata de «una persecución sindical», que a su juicio también se produce en el resto de oficinas de denuncias, donde trabajan un subinspector (quien en teoría debería encargarse de labores organizativas dentro del cuerpo) y dos agentes. Los tres han sido responsables sindicales y han ocupado cargos con el PSOE en anteriores corporaciones. Uno de ellos incluso ha sido concejal.

En estos casos, la creación de las oficinas de denuncia se remontan a junio (la de Nueva Ciudad) y julio (la de La Antigua) de 2011. En ambas dependencias la actividad también es nula, según indica Lancho. Los tres funcionarios destinados a estos puestos han estado varios meses de baja (uno de ellos aún se mantiene en esa situación), y durante ese tiempo no se han cubierto las vacantes, lo que para el delegado sindical de CC OO demuestra el escaso interés que tiene el equipo de Gobierno por este servicio.

Para Lancho, la creación de estas oficinas supone un desprecio a la utilización de recursos y un despilfarro, algo contradictorio en tiempos de crisis. La suma del salario de los cuatro funcionarios que cumplen las funciones de recoger denuncias en barriadas ronda los 160.000 euros al año.

Denuncia al Ayuntamiento

Ante la situación en la que se encuentra en su nuevo puesto de trabajo, Juan Luis Lancho ya ha recurrido a los tribunales. Según indica, ha denunciado al Ayuntamiento de Mérida por la vía contencioso-administrativa por vulneración de derechos fundamentales.

Asimismo, ha presentado una denuncia ante la Inspección de Trabajo por las condiciones de la oficina de la Zona Sur, situada en el centro social de la calle José Echegaray. Como apunta en este documento, el lugar incumple el Real Decreto 486/1997, que establece las condiciones mínimas de los lugares de trabajo. Señala que no hay equipos de extinción de incendios (había una manguera, pero ha desaparecido), no hay climatización, ni material de primeros auxilios, ni señalización, ni un aseo en condiciones.

También critica que el espacio destinado a taquilla, donde debe cambiarse de ropa (si es que algún día recibe el uniforme), es un almacén de unos seis metros cuadrados donde se encuentran 27 sillas, un centro de planchado, una mesa, una estantería, un tablón de anuncios y una pizarra. «Todo ello con un estado de gran suciedad».

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