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CARLOS BENITO
Jueves, 21 de marzo 2013, 01:18
585 minutos. Eso tardaron los Beatles en grabar su primer álbum, 'Please Please Me', de cuya edición se cumplirán el viernes cincuenta años. Tenían ya cuatro canciones, sacadas de sus sencillos, pero necesitaban otras diez para completar un elepé normal según los cánones británicos de 1963, y les bastaron algo menos de diez horas para registrarlas en los estudios londinenses de Abbey Road. El resultado fue un disco histórico, mítico, clásico, pero, más allá de todos los adjetivos esdrújulos y grandilocuentes que se le quieran aplicar, quizá la mejor celebración de su aniversario sea escucharlo sin reparar en la leyenda y darse cuenta, simplemente, de lo bueno que es. Al cabo de medio siglo, sigue sorprendiendo esa combinación de energía arrolladora, calidad compositiva y pura maestría en unos muchachos del norte de Inglaterra que grababan modestamente su debut.
El primer 'single', 'Love Me Do', ya había dado la primera pista de que aquel cuarteto tenía futuro. Al público le gustó la canción y a la prensa musical le entusiasmó el aire rebelde de los intérpretes, con esos cortes de pelo que daban tan bien en las fotos. El segundo sencillo, 'Please Please Me', alcanzó ya el número uno en la mayor parte de las listas del Reino Unido, así que la discográfica Parlophone decidió apresurarse a lanzar un álbum. El productor George Martin, que dirigía el sello, nunca fue un tipo muy propenso a desprenderse de dinero, así que reservó dos sesiones de tres horas en los estudios, que al final hubo que prorrogar con una tercera. La factura ascendió a cuatrocientas libras.
Lo grabaron el 11 de febrero, en medio de una demencial agenda de conciertos, con treinta actuaciones programadas a lo largo del mes. John Lennon llegó con un catarro monumental y se pasó el día tomando leche, chupando caramelos para la garganta y, en fin, fumando cigarrillos. Empezaron a las diez de la mañana y grabaron hasta la una, cuando los técnicos paraban para comer en un pub. El grupo decidió aprovechar ese rato libre para ensayar: «Se quedaron allí, bebiendo leche. Cuando volvimos, habían estado tocando todo el rato. No nos lo podíamos creer. Nunca habíamos visto a un grupo que siguiese trabajando en el descanso de la comida», ha comentado Richard Langham, uno de los ingenieros de sonido. La segunda sesión fue de dos y media a seis y la tercera, de siete y media a once menos cuarto.
Garganta de lija
Lo más difícil quedó para el final. Tal como se encontraba Lennon -que a esas alturas, por cierto, estaba tocando ya con el torso desnudo-, todos suponían que 'Twist And Shout' iba a acabar con su voz. El tema, un original de los Top Notes que hicieron famoso los Isley Brothers, se convertía en manos de los Beatles en un canto furioso y un poco enajenado, la guinda rockera para el álbum. La grabaron a la primera toma, y ha quedado para la historia la voz rota de Lennon desgañitándose en sus versos: «Casi me mató -declararía años después-. Mi voz no fue la misma en mucho tiempo y, cada vez que tragaba, aquello parecía papel de lija. Siempre me avergonzó, porque podía cantarla mejor, pero ya no me molesta: se nota que soy un tío frenético haciéndolo lo mejor que puede».
Entre las catorce canciones, que en ningún caso alcanzan los tres minutos, se contaban ocho originales de Lennon y McCartney, una proporción insólita para la época: la revista 'Rolling Stone' se ha referido a 'Please Please Me' como una muestra temprana de «la banda de rock autosuficiente, que escribe sus propios éxitos». Para la portada, George Martin había pensado en la casa de los insectos del Zoo de Londres -no olvidemos que Beatles es un juego de palabras con 'beetle', escarabajo-, pero al final se resolvió, también rápido y bien, con una foto en la sede de la compañía EMI, a la que pertenecía Parlophone. Aunque las ventas tardaron en despegar, al final 'Please Please Me' se tiró treinta semanas en el número uno, hasta que lo desbancó 'With The Beatles', el segundo elepé de los 'cuatro fabulosos' de Liverpool.
El mes pasado, la BBC reunió en Abbey Road a un puñado de artistas para grabar, también en un solo día, una nueva versión del álbum. «Lo que me asombra de ellos en 'Please Please Me' -reflexionó Ian Broudie, uno de los participantes- es que entonces ya tenían voces de primera categoría. Es una rareza enorme tener en un grupo a dos tipos que canten así. Estaban influidos por artistas muy establecidos y, cuando versionaban sus temas, los cantaban mejor que ellos».
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