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REDACCIÓN JORGE REY
Domingo, 24 de marzo 2013, 09:53
Tal y como se temía, la Semana Santa cacereña ha comenzado con mal pie tras la suspensión ayer de las dos procesiones previstas el Sábado de Pasión. Se trata de dos citas que conceden el protagonismo a nuevos barrios de la ciudad, como son la Mejostilla y el Vivero, con parroquias jóvenes y mucha ilusión por hacerse un hueco en fechas tan señaladas para la ciudad. Sin embargo, la lluvia no permitió ayer la salida de las procesiones.
En la Mejostilla, los cofrades del Cristo de la Victoria y los ciudadanos que se acercaron hasta la iglesia de San Juan Macías tuvieron que conformarse con un vía crucis en el interior el templo. Lejos quedaba el deseo de ampliar este año el recorrido de la procesión y llegar hasta el Arco de la Estrella por primera vez. La hora de salida, prevista para las seis de la tarde, se retrasó hasta la siete para confirmar que las precipitaciones hacían inviable la salida.
El mismo resultado se produjo una hora más tarde en la otra punta de la ciudad, en la parroquia de Beato Marcelo Espínola, en el Vivero.
La hermandad del Dulce Nombre tampoco pudo salir a la calle y demostrar así una de sus singularidades: el paso no va cargado a hombros, sino con costaleros, que ayer no podían disimular en sus rostros la desilusión. También hubo momentos de incertidumbre y espera por si el cielo daba un respiro, pero la lluvia, aunque no muy fuerte a esas horas de la tarde-noche, siguió cayendo.
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