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PILAR ARMERO
Martes, 26 de marzo 2013, 02:14
Como no deje de llover será difícil ver en lo que queda de marzo los cerezos del Valle del Jerte vestirse de blanco. Lo cierto es que la floración venía temprana hasta que un inoportuno frío se asentó en la comarca del norte de Cáceres a principios de este mes y, por si fuera poco, le siguió una lluvia pertinaz que tampoco deja que los árboles terminen de cargarse de flores. A pesar de ello, el viernes de la semana pasada, 22 de marzo, comenzaron las actividades programadas con motivo de la festividad del Cerezo en Flor, que se extenderán hasta el 6 de abril con el objetivo de atraer de nuevo a miles de visitantes.
Es posible que en esa segunda semana de fiesta sí se pueda contemplar el gran espectáculo de la primavera que Extremadura ofrece cada año al mundo. Ocurre cuando el millón de cerezos que crecen en el Jerte se llenan más o menos al unísono de flores que convierten por unos días en blanco su verde paisaje.
Para que ocurra en la presente edición no hacen falta más que dos o tres días de sol, que permitirán que las campanillas que ya han empezado a despuntar en las ramas terminen de abrirse del todo. Es lo que anhelan los vecinos, sobre todo los hosteleros, entre los que el atractivo que despierta la estación se traduce en beneficio para sus negocios.
«Llevamos mes y medio con un tiempo realmente malo para los cerezos. Hasta que no pare la lluvia y salga el sol no vamos a tener una floración vistosa -pronostica Jesús Salgado, agricultor de Cabezuela-. Si el miércoles o el jueves tuviéramos la suerte de que saliera, seguramente podríamos ver algunas flores».
Hay algunos cerezos que tienen flores en un 20% de su copa. Los más cargados, con un 50%, se pueden contar con los dedos de una mano.
Los más optimistas, como Ángel Prieto, gerente de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte, confían en que el Sábado Santo pueda haber algo más de primavera en los árboles.
«La floración siempre se produce entre la última semana de marzo y la primavera de abril. Este año hemos tenido mala suerte con la lluvia y hasta que no asome el sol no habrá nada que hacer».
Árboles con apenas flor y mucha agua es lo que han encontrado por el momento los turistas que se han animado a acercarse por una comarca siempre bella en la que, sin embargo, no han podido hacerse la consabida foto al pie de un blanco cerezo en flor.
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