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TEXTO: JULIÁN MÉNDEZ FOTOGRAFÍA: SIGITH PAMUNGKAS
Domingo, 31 de marzo 2013, 01:40
La escena no puede ser más llamativa. El tamaño de la lengua, tampoco. Pertenece a un tigre de Bengala de cuatro años de edad bautizado Mulan Jamila, algo así como 'flor maravillosa'. El felino, que puede pasar de los 3 metros de largo y de los 300 kilos de peso, lame la cara de su cuidador, Saleht Al Khaffah. El impresionante animal es la mascota de la escuela islámica de Malang, en la isla de Java (Indonesia), el país con mayor número de musulmanes del mundo. El cariño que Mulan Jamila profesa por el humano no es casual. Cada día, desde que tenía tres meses, el muchacho le pasa a través de los barrotes de su celda once kilos de carne cruda. Y pocos vínculos hay más fuertes en este mundo que el hambre. Mulan Jamila vive encarcelado, enjaulado, desde que era un cachorro que alguien entregó como regalo a la madrasa. Menuda ocurrencia. Se calcula que, en el mundo, hay unos 20.000 tigres de Bengala en las mismas penosas condiciones que Mulan. Por el contrario, apenas quedan 3.200 de su especie en libertad. En los últimos trece años, y según denuncia WWF/Adena, los restos de 1.400 tigres de Bengala han sido incautados en Asia, donde se emplean como adorno y afrodisiaco.
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