La biblioteca de Santa Ana ya tiene libros y busca los muebles

Otro paso más para la apertura del mercado de Santa Ana como biblioteca. El Ayuntamiento aprobó ayer el expediente para comprar el mobiliario y los equipos informáticos con los que se equipará la única biblioteca que quedará en el centro, tras el traslado de la Bartolomé J. Gallardo a La Paz.

El Consistorio reservó el dinero en los presupuestos del año pasado, aunque la licitación se ha pospuesto hasta esta semana. A finales del año pasado también se compraron los fondos bibliográficos.

Aun así, todavía quedan algunos asuntos más que solucionar antes de marcar una fecha de apertura, como reconoció ayer la portavoz municipal, María José Solana. Entre ellos, dotar de personal la infraestructura. A pesar de ello, sí que dijo que será a corto plazo.

La recuperación del edificio racionalista más característico costó 1,5 millones de euros, un dinero que el Ayuntamiento tomó de las líneas de financiación estatal Plan E y al que después añadió casi 100.000 euros más para concluirlo. Las obras terminaron tras el verano de 2011 y, desde entonces, los vecinos esperan su apertura.

¿Cómo es?

El proyecto de los arquitectos municipales conserva la esencia racionalista del inmueble. La estética originaria se ha respetado durante la remodelación, en la que se ha mantenido la estructura de dos plantas en forma de cruz latina. El edificio del mercado de Santa Ana está protegido por sus características constructivas y se encuentra incluido en el catálogo de elementos de interés histórico-artístico de Badajoz y en el plan especial de protección del centro histórico que engloba el Plan General Municipal. De hecho, se le considera la obra más representativa del racionalismo pacense.

Sin embargo, la biblioteca se adaptará a los nuevos tiempos. Así, se han aplicado medidas de eficiencia energética con el fin de reducir el consumo eléctrico. Además de dotar al edificio de un cerramiento de vidrio para aprovechar la luz natural, han instalado sensores de movimiento que mantienen encendidas las luces únicamente si hay personas en el recinto. Estos sensores detectan el volumen de usuarios y gradúan la intensidad de la luz en función del número de personas que se encuentren en esa dependencia. El suelo es radiante para calentar los días de frío. Un ascensor y el tejado de cinc son otras de las novedades de un espacio que ha recuperado uno de sus accesos originales.

Sin embargo, el mal estado en el que se encontraba tras años cerrado y otros muchos en decadencia hicieron necesaria la renovación total de las instalaciones y la subsanación de diversas patologías. Los arquitectos se enfrentaron a diversos problemas durante la rehabilitación que provocaron un retraso en el final de la actuación. En el subsuelo de la plaza transcurre un arroyo que dañó de manera parcial la estructura y obligó a instalar una losa de cimentación para solucionarlo.

El proyecto recogía la posibilidad de reservar espacio para asociaciones, aunque parece que la mayor parte de las dos plantas diáfanas estará dedicada a la biblioteca.

Con la recuperación de este edificio se cierra un capítulo del Casco Antiguo. El declive de este inmueble comenzó en 2005, cuando echó la persiana el último puesto del mercado de abastos. Desde entonces se sumió progresivamente en un estado de deterioro que todavía hoy recuerdan los vecinos del entorno. Se convirtió en un lugar para trapichear con drogas y unos cuartos abandonados sirvieron de improvisadas habitaciones de prostíbulo.

Ahora, sin embargo, el inmueble reabrirá sus puertas como sede cultural. Aunque todavía los pacenses no sepan cuánto tiempo más esperarán para disfrutar de sus libros, la apertura parece estar más cerca.