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JUAN CARLOS RAMOS
Domingo, 14 de abril 2013, 02:35
El BM Plasencia cumplió los pronósticos y, al abrigo de los 500 aficionados que abarrotaron el Pabellón Universitario, se proclamó campeón de la Segunda División de balonmano. Lo hizo tras ganar en el segundo partido de la serie final al BM Mérida por 32-25, haciendo buena la victoria que ya traía de tierras emeritenses (25-26), por lo que no fue necesario forzar el tercer partido que se hubiera disputado en la capital autonómica.
El equipo placentino consigue así su tercer título de liga consecutivo y volverá a ser el representante extremeño en la fase de ascenso a la Primera División Nacional, donde se verá las caras ante los campeones de Galicia, Castilla y León y Cantabria. La victoria ante el BM Mérida tuvo varias fases. Fue el equipo emeritense el que dominó casi hasta el descanso, con ventajas que llegaron a ser de tres goles gracias al gran juego de los primeros líneas hacia su pivote. El juego placentino siempre fue muy estático y no encontró los lanzamientos de 9 metros que desequilibraron en el primer partido del Pabellón Guadiana.
Daba la sensación de que el BM Mérida tenía el partido donde quería, con ataques largos y siempre finalizados cerca de la línea del área que no permitían la salida a la carrera de los jugadores placentinos, una de las principales características del juego jerteño. Sin embargo, todo cambió en una acción puntual. Con 8-11 en el tanteo en el minuto 25, una innecesaria exclusión de un jugador emeritense por no dejar el balón en el punto de la infracción permitió al BM Plasencia endosar un parcial de 4-0 e irse con ventaja a vestuarios (12-11). Jugadores tan determinantes como Cristian Raimundo o Litus, hasta ese momento bloqueados, entraron en juego y eso fue la sentencia emeritense.
El BM Mérida no se repuso de ese mazazo y jugó a merced hasta bien entrada la segunda mitad, con ventajas que llegaron a ser de hasta nueve goles. Una postrera relajación y una doble exclusión dio alas a los visitantes, que se llegaron a poner a sólo tres goles (27-24, minuto 55). Sin embargo, el BM Plasencia tiró de experiencia -incluso con cuatro jugadores de campo- para volver a meter distancia y dejar el título de liga en casa (32-25). Kike Gil, que regresaba al BM Plasencia esta temporada tras cinco años apartado por lesión, recogía el trofeo. Y José Antonio García Durán, sancionado con nueve partidos por los incidentes ante el Villafranca, se sumaba a la fiesta primero en la grada y posteriormente sobre el parquet.
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