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Manifestación recorriendo las calles del centro de Mérida el jueves por la tarde. :: BRÍGIDO
El domicilio de políticos no es objetivo de los escraches extremeños
REGIONAL

El domicilio de políticos no es objetivo de los escraches extremeños

En los Campamentos Dignidad han optado por señalarlos cuando acudan a actos públicos con el fin de que se sumen más ciudadanos

J. LÓPEZ-LAGO

Miércoles, 24 de abril 2013, 15:44

O los escraches extremeños no son tales o a las protestas habituales se les ha terminado llamando escraches. Las últimas manifestaciones de la región están siendo promovidas desde los campamentos Dignidad de Mérida, Almendralejo y Plasencia. En ellos se habló de empezar a 'escrachar' a algunos políticos extremeños hace tres semanas, cuando este método de protesta empezaba a encender un gran debate en todo el país.

Los actos reivindicativos más recientes en varias poblaciones extremeñas, y las explicaciones de sus portavoces o representantes, dan a entender que su plan de escrache se basa en señalarlos como responsables de la situación en actos públicos o en manifestaciones autorizadas, nunca frente a domicilios privados. Al menos por ahora.

La expectación sobre el nuevo modo de protestar empezó en el mes de marzo. La plataforma de afectados por la hipoteca (PAH) a nivel nacional anunció un paso más en sus acciones y dio a conocer el término escrache, utilizado en Argentina cuando se indultó a militares que participaron activamente en la dictadura, lo que indignó a parte de la ciudadanía, que en 1995 se organizó para señalar dónde vivían.

Tras un primer escrache español en la casa del diputado del PP Esteban González Pons el pasado 20 de marzo, muchos se preguntaban qué recorrido tendrían este tipo de acciones en todo el país. Ocho días después, los afectados por las hipotecas en Extremadura anunciaron campañas de acoso a políticos extremeños. Los escraches se iban a realizar contra diputados del PP y consejeros que hubieran intervenido en el anteproyecto de Ley de Renta Básica, así como hacia el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, según explicaron desde el Campamento Dignidad de Mérida, que ya lleva dos meses activo. Si los primeros escraches del país los promovieron afectados por la hipoteca, en los campamentos extremeños confluyen tres reivindicaciones: la que pide parar los desahucios, la que quiere una renta básica con mayor cobertura y la que demanda más empleo público. Hace ocho días, en el Campamento Dignidad de Plasencia anunciaron escraches contra los diputados de IU Alejandro Nogales y Pedro Escobar. Éste último contestó citando a Sabina: «Ya saben dónde vivo, en el número 7 de la Calle Melancolía; quiero mudarme hace años al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía».

Ya ha habido varios

Según Manuel Rodríguez, portavoz del campamento de Plasencia, ya ha habido varios escraches, pero ninguno frente a una casa particular. Enumera como tales el que hicieron a Monago en Tornavacas (Cáceres) durante la Fiesta del Cerezo en Flor; otro durante una exposición en Plasencia a su alcalde, Fernando Pizarro, que terminó hablando con los manifestantes; o el del pasado día 5, convocado antes del Consejo de Gobierno celebrado en Badajoz.

En cuanto a Escobar y Nogales (IU) Rodríguez explicaba esta semana que «intentaremos ir adonde vayan y poner en evidencia sus contradicciones, pero no en sus domicilios. Lo que queremos es que se entere la gente y se sume, no que sea algo privado».

Manuel Cañada, uno de los miembros más activos del Campamento Dignidad en Mérida, dijo ayer que este tipo de protestas se han hecho toda la vida, «el problema surge si se criminaliza, cuando el señalamiento de los responsables políticos es legítimo y forma parte del repertorio de lucha colectiva de los movimientos sociales».

Y subraya que aquí los escraches se han planteado «con total responsabilidad, de un modo pacífico y con un protocolo que evita los insultos, por eso resulta ridículo, cuando hay 764 familias verdaderamente aterrorizadas con sus cartas de desahucio, que se nos quiera presentar como una sucursal de Batasuna. Bastante prudente está siendo la gente con la cosas que están sucediendo».

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