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Bruno tiene 34 años y está a punto de ser padre. :: R.C.
El otro 'crack' de los Bultó
SOCIEDAD

El otro 'crack' de los Bultó

Bruno Oliver, primo de Sete Gibernau y sobrino de Álvaro Bultó, regenta en Marrakech el 'riad' favorito de los famosos

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 20 de abril 2013, 13:24

Cuando de niño quería expresar que algo le gustaba mucho Bruno solía decir «es tan chulo como un bar». Su abuelo paterno fue hotelero y el materno, el célebre ingeniero Francesc Xavier Bultó, fundador del imperio catalán de las motos Bultaco y Montesa. Es sobrino por parte de madre del deportista de riesgo (con fama de galán) Álvaro Bultó y primo carnal del motorista Sete Gibernau. Está casado con Mercedes Bohórquez Domecq, que a su vez es hija del rejoneador Fermín Bohórquez y prima de Rosario Domecq, la esposa de El Juli. Es íntimo amigo del actual duque de Feria (primogénito de Naty Abascal) Rafa Medina, y por su 'Abracadabra', el coqueto y exquisito 'riad' que regenta junto a su prima Inés en la medina de Marrakech con vistas al Atlas, ha pasado ya una larga lista de famosos cuyos nombres prefiere no desvelar aunque se sabe, porque ella lo ha dicho, que entre los asiduos figura la modelo Laura Ponte, exsobrina política del Rey. Podría decirse que Bruno Oliver Bultó está rodeado de fama por todas partes menos por una, la de su propia discreción.

Las sinuosas y evocadoras calles del laberíntico casco antiguo de Marrakech son perfectas para perderse y escapar de la rutina. Carmen Ordóñez encontró en esa abigarrada, exótica y a menudo caótica ciudad marroquí un refugio seguro del que huir de su fama y de sí misma. Ella descubrió su paraíso africano en un famoso hotel de cinco estrellas, pero las celebridades modernas buscan a menudo la paz y el anonimato en los numerosos 'riad' (antiguas villas de la burguesía marroquí), ahora reconvertidos en pequeños hoteles 'boutique' que pueblan la medina. En esas construcciones herméticas, diseñadas para el lujo interior y levantadas invariablemente alrededor de un refrescante patio por el que corre el agua y huele a azahar y jazmín, no es raro encontrarse con algunos de los rostros habituales de las revistas.

En el corazón de la medina

Bruno Oliver se rindió a la mágica luz de Marrakech en un viaje que hizo a Marruecos en 2005, acompañado por su prima Inés, hija del campeón de trial y subcampeón de motocross Ignacio Bultó. «Me atrapó la luz, la gente, la artesanía. Desconecté muchísimo», recuerda. Tanto que él y su prima empezaron a darle vueltas a la idea de regentar su propio 'riad', como a la postre han hecho muchos otros españoles. La tentación resultó tan fuerte que, menos de dos años después y tras tres compras fallidas, Bruno e Inés adquirieron el vetusto 'riad' que la familia aristocrática Der Kaoui poseía a solo 150 metros de la concurrida plaza Jemaa el-Fna, corazón de la medina, sede de encantadores de serpientes, acróbatas y sacamuelas y puerta del abigarrado, retorcido e interminable zoco. «Queríamos restaurar el edificio y terminamos tirándolo y volviendo a levantarlo de nuevo, pero manteniendo muchos de sus elementos arquitectónicos originales como rejas, puertas o dinteles», explica Bruno. El resultado es un hotel íntimo de ocho habitaciones cuyo nombre principal (Abracadabra) y el de sus estancias (Oz, Merlin, Madame Mim...) guardan relación directa con la magia.

Algo del espíritu pionero de sus dos abuelos ha heredado este barcelonés de 34 años que está a punto de vivir la aventura más intensa de su vida: el nacimiento de su primer hijo. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, Bruno trabajó seis años en Valencia en la organización de la Copa América de Vela, ha montado una empresa de muebles y marroquinería de venta 'online', un restaurante en Madrid y está a punto de inaugurar dos puestos en el nuevo 'Mercat Princesa' de Barcelona. Y aún le ha quedado tiempo para participar en el maratón de Nueva York, correr cada año el de Marrakech y terminar, junto con su amigo Rafa Medina, la Titan Desert 2012. Esa es su vena Bultó, la misma que le llevó a su tío Álvaro a escalar la pared más alta del Ártico o a sobrevolar el estrecho de Gibraltar con un traje especial con alas. Los Bultó llevan la velocidad y el riesgo en la sangre. Bruno asegura que, aunque ama las motos, nunca se tomó en serio competir. Pero entre sus mejores recuerdos de la infancia figuran las excursiones moteras de hasta cuarenta miembros de la familia y las carreras entre los ocho primos de su misma de edad (de los veintidos que tiene), a los que el abuelo Xavier apodó 'La brigada ligera'.

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