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Diesel mete el turbo
SOCIEDAD

Diesel mete el turbo

Andrea Rosso se incorpora al staff de una compañía familiar que desafía a los grandes emporios del lujo. «Mi padre siempre me pone al límite, me reta. Es lo positivo y lo negativo»

LUIS GÓMEZ

Domingo, 21 de abril 2013, 02:19

Ala chita callando, su padre va construyendo un imperio de moda con un lujoso ramillete de firmas. Diesel controla Maison Martin Margiela, Viktor & Rolf y Staff International y es accionista mayoritario de Marni, su última adquisición. A quienes tachan a Renzo Rosso, el rey de los vaqueros, de ser un insaciable tiburón empeñado en sacar rápido rédito a marcas ultracomerciales, hay que recordarles por lo menos su gusto exquisito por las etiquetas de culto. En su empeño por hacer «más grande» su empresa, acaba de situar a Andrea, uno de sus hijos, al frente de la división de cosméticos y gafas.

Lo primero que llama la atención de este joven italiano con aires californianos es el gorro que cubre su cabeza. Ni rastro de los desenfadados rizos que jalonan la cabellera de su progenitor. En una heladora mañana parisina de finales de febrero, Andrea descubrirá otra diferencia con respecto al fundador de Diesel y, a la sazón, su jefe. A él no le interesa «mucho» la moda. Lo confiesa en inglés y está a punto de provocar una convulsión de imprevisibles consecuencias entre los miembros de su equipo de prensa. Tampoco conviene dejarse llevar por las apariencias. Admite que ha heredado el punto de ambición de su progenitor.

Hincha del Milan, Andrea presentó en París el primer perfume que lanza la compañía bajo su mando, Fuel for Life Spirit, una fragancia que compara con «un elixir de la felicidad. Es gasolina para la vida», promociona. Él parece sacar tiempo para todo. Si la noche anterior al lanzamiento del perfume se divirtió en el club de moda de la capital gala, al día siguiente se comportó como un ejecutivo con las ideas muy claras. Viste informal, igual que su padre. Podría pasar por un estudiante de Erasmus, pero sabe que le ha llegado su turno y que hay depositadas muchas expectativas en él. «Aunque yo no tengo pelo», bromea mientras se descubre el gorro.

-¿Qué ha heredado de su padre?

- El dinamismo, no parar nunca...

- ¿Y qué le ha enseñado?

- A ser más, a creer en las cosas que hago, a no tener miedo e incluso a arriesgar.

- ¿Dónde quiere llegar?

- Mi reto es aprender muchísimo, todo lo que pueda, y dar un buen espíritu a Diesel.

- ¿Qué es lo que más le atrae de la moda?

- Yo no soy un tío muy de moda. Me gusta el origen, el 'vintage', de donde viene todo este negocio. Es con lo que más disfruto de esta industria.

- Ha pasado por varias escuelas de diseño. ¿Es necesario?

- Vengo de una escuela técnica donde he seguido toda la mecánica de las prendas. He estudiado para aprender a coser. Es muy importante conocer los tejidos, saber cómo está hecho todo, el proceso de producción y construcción de la ropa.

«Sabemos lo que hay»

- ¿El talento se trabaja?

- No creo que haya que estudiar para cultivar el talento. Hay que ser, sobre todo, muy apasionado con lo que haces.

- ¿Qué espacio reserva para la inspiración?

- Vivo la calle, me fijo mucho en las fotografías, la naturaleza, los colores que me rodean... Y, sobre todo, en Italia. Adoro mi país. Diesel es la alternativa a lo estático. Hay que mirar a todos los lados.

- ¿Puede ser una losa la sombra triunfadora de su padre?

- Vivo con ello. Sé que está ahí. Es lo positivo y lo negativo. Mi hermano también está metido en el negocio. Lo sabemos y no hay nada que podamos hacer.

- Al igual que su padre, ¿tampoco usa corbatas para llegar lejos?

- Ja, ja. Me gusta llevarlas, pero con un toque deportivo. Las combino con chaquetas 'casual'. Si me las pongo no es para conseguir algo. Llevo corbatas porque me apetece, no por la imagen que transmiten, que no me gusta nada.

- Su padre ha invertido mucho dinero en la compra de nuevas marcas. ¿No preferiría crearlas?

- Es difícil empezar de cero e igual de complicado mantener las firmas ya existentes. Cuando empiezas desde abajo, empleas más tiempo, pasión, devoción... Intentamos incorporar esos mismos sentimientos a las etiquetas que compramos, porque tal vez se habían perdido.

- ¿Un emporio de moda sólo se puede montar a base de osadía?

- Mi padre es muy valiente.

- Cada año engordan la empresa con la compra de nuevas firmas. ¿Los dos grandes emporios del lujo (Louis Vuitton y PPR) les miran como un enemigo a batir?

- Es una pregunta difícil. Todavía no formo parte del corazón estratégico de la empresa. Estoy más en la parte creativa. Mi padre siempre mete los mejores ingredientes en las marcas para las que trabaja.

Hay un punto de transgresión en la carrera del patrón que parece contagiar a todo su equipo. A principios de mes, Renzo Rosso anunció el fichaje de Nicola Formichetti. Tras 35 años al frente de la dirección artística, traspasó los poderes al excerebro de Thierry Mugler. «Al fin he hallado a alguien tan loco como yo», aseguró. «Somos dos planetas creativos que colisionamos para generar ideas locas. Espero romper más reglas». El jefe ha puesto patas arriba la compañía. Dice que ya no puede «volver atrás». Se ha centrado en las labores directivas e incorporado como principal ejecutivo a Stefano, otro de sus hijos.

- Andrea, usted lleva las divisiones de fragancias, relojes y gafas. ¿ Se conforma solo con los complementos?

- ¡Es muchísimo! Voy a ir poco a poco.

- Tras lograr el control de Marni, una de las firmas italianas más exquisitas, ¿Diesel no tiene límites?

- Se lo preguntaré a mi padre. Somos un producto global. Es algo muy extraño. Venimos de una ciudad muy pequeña (Brugine) que emplea a muchos trabajadores extranjeros. Mi padre siempre te pone al límite. Te reta.

- ¿También es ambicioso?

- Sí, pero no tanto como mi padre. Yo soy difícil de satisfacer. Estoy empezando a entender la dimensión de todo lo que me rodea y me gustaría que la maquinaria de Diesel fuera todavía más fuerte. Yo venía de un mundo muy pequeño y trabajar en este enorme engranaje es muy difícil, aunque estoy aprendiendo rápido. Las fragancias son muy importantes. Después de la moda, tienen mucho poder. Yo también aspiro a ser más grande.

- Martin Margiela, Viktor & Rolf, Marni... ¿Su marca preferida?

- A lo mejor es raro para vosotros, pero yo no sigo tanto la moda como debiera. ¡Me encanta Margiela! Me gusta la idea que hay detrás. Es inteligente y muy bueno. Aunque hay prendas que nunca podría llevar.

- ¿Hay que ser paciente para ser un grande en la moda?

- Yo no soy tan grande. ¡Aún!

- Tiene algo 'hitchkoniano' su aspiración. ¿Acabará destronando al jefe?

- ¡Ufff! ¿Destronar?

- ¡Cargarse al jefe!

- Ja, ja. Me encanta trabajar con él. Estamos en el mismo espacio, pero no nos vemos. Así que...

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