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J. LÓPEZ-LAGO
Lunes, 22 de abril 2013, 09:20
Por supuesto que Francisco Cáceres Sánchez usa el teléfono móvil, pero su especialidad es el telégrafo. Con un dedo y unos auriculares es capaz de reducir al código morse cualquier frase de las que circulan por 'guasap' y dejarla en una serie de puntos y rayas. El problema es que en Badajoz apenas quedan unos cincuenta telegrafistas para descifrar su mensaje.
Este pacense de 64 años que vive en la barriada de Valdepasillas es el delegado de todos ellos ante la Asociación de Amigos del Telégrafo de España, creada en 2004.
Como él, la mayoría de telegrafistas están jubilados. Proceden del Cuerpo de Telégrafos, que era independiente hasta que en 1998 se unió al de Correos. Este pacense ingresó en el oficio en 1966 en Guadix (Granada) tras superar un examen que básicamente consistía en transmitir por morse, «el padre del teléfono», como a él le gusta subrayar.
Unos 3.000 en España
Por sus dedos y oídos han pasado millones de telegramas, que es lo más parecido a un mensaje de texto, lo que permitía, ya en el siglo XIX, ponía en comunicación al mundo siempre que hubiera un cable de por medio. «He transmitido de todo, incluso entre embajadas, calificados como alto secreto y que no puedo revelar», comenta con cierta intriga.
«Aquello era un oficio un poco duro -recuerda ahora- porque se trabajaba día y noche e incluso festivos. Entre los días de mayor trabajo estaba el de San José porque la gente mandaba miles de felicitaciones. Casi no dábamos abasto».
Francisco Cáceres calcula que en toda España habrá unos 3.000 telegrafistas, que son los afiliados a la asociación de la que él es delegado. Sin embargo, reconoce que todos son gente mayor, por eso asume con naturalidad que dentro de unas décadas este medio de comunicación habrá quedado extinguido porque prácticamente nadie conocerá el código morse, gracias al cual se transmitió en Estados Unidos el primer mensaje telegráfico. Fue un 24 de mayo de 1844 entre Washington y Baltimore, afirma otro telegrafista pacense, el escritor Pepe Vela.
Además de empezar a comunicar al mundo, que no es poco, entre los legados que habrán dejado los telegrafistas españoles, dice en broma Francisco Cáceres, «está el uso incorrecto de la 'k' para abreviar la palabra 'que'. Ahora todos la usan en sus mensajes por móvil o en el twitter (una red social de mensajes cortos), pero que se sepa que ya nosotros cuando queríamos empezar transmitiendo un telegrama fuimos los primeros en cambiar 'querido' por 'kerido'», dice.
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