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Alejandra Valero, Jorge Juan, el librero Jose María Casado, Pedro Casero y José Luis Hinchado posan con algunas de las obras. :: J.V.ARNELAS
Leer libros, leer arte
Badajoz

Leer libros, leer arte

Cuatro artistas convierten la librería Universitas en una sala para exponer obras inspiradas en ellosAlejandra Valero, Jorge Juan Espino, Pedro Casero y J. L. Hinchado reconocen que es difícil sustraerse al formato de este objeto

M. BARRADO TIMÓN

Martes, 23 de abril 2013, 10:55

Los lectores que acostumbran a merodear entre las estanterías de la librería Universitas, de Badajoz, a la búsqueda de un nuevo libro que comprar, tienen ahora más motivos para demorarse en la contemplación y análisis de los miles de volúmenes que pueblan este espacio. Porque junto, entre, sobre, ante, cabe, con, en, tras los libros, se acomodan una treintena de obras de arte que se mimetizan con el producto que ofrece esta tradicional librería pacense que ahora cumple 40 años.

Las mesas y estanterías de Universitas acogen desde hoy (se inaugura esta tarde) y hasta el próximo 17 de mayo una treintena de obras firmadas por tres escultores y un fotógrafo que ensayan así el acomodo de sus diferentes proyectos artísticos a nuevos espacios de actividad. Se trata de Alejandra Valero, Jorge Juan Espino, José Luis Hinchado y Pedro Casero que reflexionan sobre cómo la obra «se adapta al contexto», según dice Alejandra Valero o tratan de llamar la atención «sobre nuevos espacios singulares», de acuerdo a la visión de Pedro Casero. El cuarteto de artistas inició hace tres años un proyecto que se resumía en «invadir un espacio privado, con una actividad concreta, a fin de mezclar ese día a día empresarial con una actividad artística». Hasta ahora habían buscado la confluencia entre su obra y empresas como Sierra Clara (que ensayó luego la creación de una galería de arte) y el estudio de arquitectura conformado por los arquitectos Jaime Olivera y Daniel Jiménez. Universitas suponía un nuevo reto «por su impacto visual -relata Pedro Casero- y por ser a la vez un espacio tan ordenado que nos llamaba a continuar aquí el proyecto».

La librería era un desafío porque el trasiego de clientes y el proceso de venta la separan de la habitual asepsia y neutralidad que se supone a las salas de exposición. Si esas paredes conceden de entrada un realce algo teatral a las obras en ellas colgadas, en Universitas se complica la puesta en escena de las creaciones artísticas. Según el escultor José Luis Hinchado, el mosaico en que se convierten los lomos de los libros «lo absorbe todo; cualquier cosa que pongas queda camuflada. Los libros parecen una tela de camuflaje y los colores desaparecen».

Pedro Casero opina que esta es la piedra de toque definitiva para las incertidumbres que plantea la integración de la obra de arte en un espacio: «La persona que busca en un libro en la librería se sorprende de pronto con una obra que aquí tiene otro contexto y una nueva dimensión».

La librera Esther García Sellers lo ve, sin embargo, desde el punto de vista de los libros y asegura que «estos están más vivos ahora», mientras que José María Casado, el librero, apunta que «una librería no deja de ser un espacio cultural donde se puede proyectar todo tipo de arte».

Y remacha que «la librería tiene una parte de empresa que busca beneficios, pero por otra parte es un espacio cultural que proyecta la cultura de una ciudad».

El libro es origen y el destino del trabajo de cada artista y todos ellos reconocen la imposibilidad de escapar a su formato tradicional, un objeto cuya memoria se esconde en el tacto de nuestros dedos. Alejandra Valero no se considera escultora estrictamente pero aquí ha esculpido libros de escayola o cemento. Jorge Juan, que se dedica a la pintura, ha trabajado libros en hierro, alguno de ellos inspirados en la última obra de Antonio Sáez, 'Yo menos yo'. Las esculturas de José Luis Hinchado adquieren una fuerte carga humorística («el arte debe ser divertido, porque se ha vuelto aburrido e inaccesible») y una potencia poética que las acerca a los poemas-objeto y las fotos de Pedro Casero adoptan apariencia pictórica al utilizar como soporte papel de algodón.

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