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ROCÍO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ@hoy_rosanchez
Jueves, 25 de abril 2013, 13:26
«La gente no tenía miedo porque todo el mundo estaba en la calle», resume María Emilia Gaucho, que a sus 77 años tiene que hacer una parada cada dos por tres para sentarse en cualquier escalón. «Había mucha alegría, ahora el país está muy loco... Y el vuestro también», apostilla esta abuela.
A Nicolau Gervasio, que ha cumplido 80 primaveras, se le iluminan los ojos cuando rescata el recuerdo de aquellos días: «Antes todo estaba prohibido, no se podía decir nada porque te llevaban preso, y después ya se podía hablar».
Concepción Cachola tenía 17 años en aquel momento y todavía iba a la escuela: «Mi padre era militar. Vivíamos dentro de la muralla, que estaba cercada por los guardias. Fue muy emotivo. Sabíamos lo que iba a pasar porque a mi padre le llegaban informaciones. Debemos sentirnos orgullosos», expresa esta empresaria que ahora trabaja en una las típicas tiendas de toallas que funciona desde hace 35 años.
Son testimonios de ciudadanos de Elvas, la localidad vecina de La Raya, que experimentaron en primera persona aquel 25 de abril de 1974. Hoy se cumple el 39º aniversario. Los tres vivieron un momento histórico que no sólo movió conciencias en Lisboa; este pequeño municipio fronterizo de unos 25.000 habitantes también se echó a la calle para festejar el fin de la dictadura de Salazar y el inicio de una época más libre.
«Yo residía en Australia, lo viví a 22.000 kilómetros de aquí, pero estaba muy pendiente ya que todos los días iba a la embajada a leer el periódico. Me fui de Portugal huyendo del fascismo y después de la revolución volví a casa», relata Quirino Lopes, de 71 años, que ayer disfrutaba de una soleada mañana sentado en un banco de la Plaza de la República. La misma se llenó de gente con ansias de un cambio ese 25 de abril. Lo recuerda claramente Nicolau: «Yo me enteré por la radio y también vine. La gente estaba muy contenta y algunos se abrazaban».
María Emilia añade que todo el mundo se sabía el 'Grândola, Vila Morena' (el mítico himno que ha pasado a la historia como un gran símbolo. Ella lo llama la canción de Afonso, el compositor portugués autor de la letra). Se entonó muchas veces durante esa histórica jornada. «Yo sí estaba un poquito asustada porque me enteré muy temprano, a las ocho de la mañana lo oí en la radio, y mi hijo, que tenía entonces 18, era del Ejército. Y no sabía lo que iba a pasar (la revolución fue motivada por un levantamiento militar)».
«Pero no ocurrió nada -apunta Concepción-. Nosotros somos muy calmados, hacemos las cosas con mucha naturalidad. En la escuela todos estaban muy contentos. Me acuerdo que chicos y chicas estábamos separados... Quien vivió aquello aprendió muchas cosas. Lo más importante, a respetar a los demás. Yo tengo dos hijos de 21 y 15 años y cada 25 de abril les recuerdo cómo fue todo. No debemos olvidarlo».
Quirino Lopes aporta otra reflexión: «Creo que Elvas no cambió mucho porque la gente no estaba preparada para la democracia, nadie se encargó de hacerlo. Casi 40 años después hay quien sigue teniendo miedo a hablar». Y agrega con rotundidad: «Ahora, hablar de democracia es una barbaridad, porque no existe. Hacer unas elecciones e ir a votar no significa que haya democracia».
Lecturas hay muchas, pero lo cierto que ese 25 de abril de 1974 también caló hondo en los habitantes de Elvas. Y todavía nadie ha conseguido que estos vecinos de La Raya pierdan la sonrisa y el orgullo cuando recuerdan su 'Revolução dos Cravos'.
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