Antonio Barrantes Lozano ya ejerce de cronista oficial

Antonio Barrantes Lozano ya ejerce de cronista oficial de Villanueva de la Serena. Un cargo que, como dijo, asume como un reto cargado de «compromiso y responsabilidad».

El acto oficial de nombramiento celebrado en la noche del viernes evidenció dos cosas. Por un lado, que la unanimidad de la comisión de valoración y de la corporación eligiendo a Barrantes se hizo extensible al resto de la población, que ya no sólo lleno el salón de plenos, sino que muchos tuvieron que seguir el acto a través de una pantalla de televisión que se instaló en la planta baja del Ayuntamiento.

Y por otro, las innumerables muestras de cariño recibidas por el protagonista tras ser nombrado cronista, certificaron que Antonio es un hombre bueno y querido en su pueblo. Excelentes mimbres de cara a ejercer esta labor tan gratificante y para la que, nadie lo duda, se entregara en cuerpo y alma.

El acto destiló emotividad por los cuatro costados. Ejerció de maestro de ceremonias su buen amigo Antonio Lozano, que además de hacer un repaso minucioso sobre la trayectoria profesional del nuevo cronista, acercó a los presentes a su tocayo como persona. No faltó la música que fluyó a través del piano de Davinia González y de la increíble voz de su sobrina, Mariló Valsera.

Aunque para momentos inigualables, los que ofrecieron una ex alumna del maestro, Alba Palmerín, y una de las hijas de Antonio. Alba, en nombre de muchas personas a las que dio clase, admitió que «si Antonio ha sido capaz de enseñarnos historia a tantas generaciones con paciencia y ha conseguido entusiasmarnos con ella, seguro que también será capaz de enseñar a los villanovenses y a todo aquel dispuesto a aprender, numerosas cosas sobre la historia de nuestra ciudad».

Su hija Guadalupe, en representación de la familia, fue la encargada de tocar la fibra sensible de Antonio. Su rostro sereno se tambaleó de emoción cuando ella le trasladó la enhorabuena por este nuevo cargo que, como dijo, ejercerá «observando, estudiando, apasionándote, sacrificándote, ayudando y disfrutando»; y cuando le agradeció que tanto su madre, como su hermana como ella misma hayan recibido muchas veces su regalo, en forma de «alma, de entrega y de corazón».

Como aseguró Lupe, en más de una ocasión compartió con su padre bellos paisajes, pero a la pregunta de su hija de si se quedaría a vivir allí, él siempre lo tuvo claro: «El lugar es magnífico, pero desde aquí no alcanzo a ver el reloj que marca las horas de la torre de mi pueblo». Una anécdota que dice mucho de su pasión por Villanueva.

También intervino José Antonio Ramos, cronista oficial de Trujillo, que no dudó en afirmar que este nombramiento es el «triunfo de la inteligencia».

La más esperada

La intervención más esperada fue sin duda la del propio Barrantes, que en el capítulo de recordatorios tuvo presente a toda su familia, incluidos sus padres y hermanos que ya no están, haciendo un inciso especial en su mujer, Toni, «mi mejor cayado en la travesía de estos 40 años».

Tras admitir que este cargo «le había subido la autoestima», reconoció que su filosofía de vida fluye entre dos orillas: una la que marca Antonio Machado y la otra que establece Miguel de Unamuno. Y precisó que siempre le ha interesado el hombre: «La Historia, la de mayúsculas y efemérides, siempre me ha interesado menos que la historia que hacemos día a día la gente de a pie».

Una intrahistoria de su pueblo de la que dejó pinceladas en el tramo final de su discurso, cuando recordó «aquellas tardes plomizas de verano del mes de agosto cuando los labradores volvían de las eras, o aquellas noches de verano que llenaban las calles de mecedoras esperando un fresco que no venía...».

Cerró el acto el Alcalde, Miguel Ángel Gallardo, que tras imponer la medalla a Barrantes recordó a su antecesor, Jesús García Trujillo, y a los otros tres aspirantes al cargo, destacando sobre todo el carácter unánime de este nombramiento.