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EVARISTO FERNÁNDEZ DE VEGA
Sábado, 4 de mayo 2013, 02:23
Gonzalo Robles celebra este fin de semana su tercera romería como hermano mayor de Bótoa, una cofradía con siglos de historia que trata de mantener viva esta tradición de la que participan miles de pacenses.
-¿Qué logros se han conseguido en estos tres años?
-Pocas cosas para lo que deseamos hacer. Lo más importante ha sido la restauración de la imagen y la remodelación del presbiterio, que se ha podido hacer con los donativos hechos por varios hermanos.
-¿En las hermandades también hay legislaturas o eso es cosa de la política?
-Aquí los mandatos son de cinco años prorrogables por otro cinco. Los últimos hermanos mayores han cubierto los dos mandatos, pero yo no sé qué ocurrirá conmigo, porque esto tiene mucho trabajo. Algunas cosas se pueden planificar, pero hay otras que tienen su fecha, como ocurre con la pintura: hasta el miércoles por la tarde no terminamos de pintar la ermita para conseguir que esté perfecta este fin de semana.
-¿Hay retos de futuro?
-Todo cuesta mucho dinero, pero ahora estamos intentando arreglar una cocina y un salón que hay en la ermita para que las personas que tienen cariño a la Virgen de Bótoa puedan celebrar allí la primera comunión de sus hijos, las bodas de plata y de oro como casados, y otros eventos religiosos. Se trataría de que tuvieran también un lugar donde celebrar el ágape posterior y eso reportaría ingresos a la hermandad para financiar los proyectos pendientes.
-La iniciativa es bonita.
-Incluso nos planteamos colocar una carpa y crear un pequeño jardín que haga más agradable el entorno.
-¿Cuesta conseguir financiación en estos tiempos de crisis?
-No es fácil, porque casi no llegamos a los 350 hermanos y la cuota es de 10 euros anuales, pero siempre hay personas que apoyan. Ahora nos han donado un Seat Coupe de 1968 que está siendo reparado para ponerlo a la venta por Internet. Parece ser que estos coches se pagan bien y nos podría reportar algún dinero.
-¿Qué actividades realiza la hermandad a lo largo del año?
-El momento más fuerte es la romería, pero a lo largo del año se celebra una misa todos los domingos y fiestas de precepto, salvo en agosto. Es a las 12 del mediodía y suele oficiar nuestro capellán, que es Ramón González Mancha. Lo habitual es que se junten entre 50 y 70 personas.
-El año pasado planteó la posibilidad de traer a Badajoz en procesión a la Virgen de Bótoa coincidiendo con el tercer centenario de la bendición de la imagen. ¿Sigue en pie la idea?
-Nuestro propósito era ese, porque se cumplen 300 años de la labra de la imagen por Miguel Sánchez Taramas, pero sabemos que este año hay muchos actos marianos, porque ha venido el icono de la la Virgen de Czestochowa a la ciudad y pronto se celebrará la coronación canónica de la Virgen de la Soledad. Al obispo le pareció muy bien la idea, pero nos sugirió que tal vez se podría hacer una peregrinación a pie desde la ciudad para celebrar una misa de campaña en la ermita. Ahí está la idea y la estudiaremos cuando pase la coronación.
-¿Aumenta, se mantiene o va a menos la devoción a la Virgen de Bótoa?
-Yo veo que hay devoción, pero quizá se trate más de una devoción de calidad que de cantidad. Hay bastantes devotos que son asiduos a la misa dominical y al rosario que se celebra la víspera de la romería, y el día de la romería se reúnen en la ermita miles de personas, pero eso no se refleja en el número de hermanos. Nuestro objetivo es llegar a 1.000 para que esa masa social respalde nuestras iniciativas. Por esta razón hemos creado una nueva página web (www.virgendebotoa.es) en la que informamos de las actividades de la hermandad e incluso descargar la solicitud de alta de socio.
-¿Qué tiene de especial la Hermandad de Bótoa?
-Nuestro principal valor es que somos, si no la más antigua, sí una de las hermandades más antiguas de Extremadura. Y después está la identidad de nuestra imagen, una Virgen campera, que está en medio del campo, con su pamela. Realmente la Virgen de Bótoa tiene su corona, pero desde principios de siglo sale en procesión con pamela.
-Una Virgen Campera que, además, tiene autor conocido.
-Realmente fue una suerte que durante la restauración se encontrara el documento que explica quién fue su autor y su fecha de creación. Isaac Navarrete, el restaurador, asegura que se trata de una talla de una calidad excepcional realizada por un artista bastante conocido.
-Volviendo a temas más mundanos. ¿Qué le parece la coincidencia por segundo año consecutivo de la romería de Bótoa con la fiesta de los palomos?
-Yo no tengo nada en contra de esa fiesta, pero es una pena que coincida con la romería. El año pasado ya se quejaron los responsables de las casetas que hay junto a la ermita de que la noche del sábado fue más floja y tememos que se repita. Este año no ha sido posible, pero el Ayuntamiento tratará de que en 2014 estas dos fiestas no coincidan el mismo fin de semana.
-Otra cuestión. ¿Se ha conseguido definitivamente que la romería no parezca un botellón de fin de semana?
-Hubo una época en la que, además de las casetas, se montaban discotecas. Un par de años incluso hubo incidentes y la Guardia Civil intervino para tratar de evitar que eso se repitiera. Al final se extremaron las medidas de seguridad y ya no hay discotecas. No digo que no se pueda bailar en las casetas, pero el ambiente de la romería es otra cosa. Ahora vuelve a ser una fiesta familiar.
-Si mira atrás en el tiempo, ¿cuál ha sido su mejor romería?
-Recuerdo que siendo muy pequeño fui por primera vez en un carro a Bótoa. Era mi ilusión y mi padre me llevó en un carro tirado por una yunta de mulas. Entonces se competía por llevar el mejor carro, era muy bonito. Últimamente, desde que pertenezco a la junta directiva, la verdad es que vivo la romería de otra manera, porque hay mucho trabajo. Cuando era tesorero ni siquiera podía ver la procesión. Pero la ilusión sigue viva.
-Con lo que ha llovido este año, ¿les propuso alguien sacar a la Virgen de Bótoa para pedir que las nubes descansaran?
-Es cierto, hubo alguien que se acercó por allí para pedirme que la sacáramos en procesión pidiendo que no lloviera. Yo les dije que si seguía cayendo agua haríamos esa procesión a la semana siguiente, pero al final no hizo falta. En el pasado, la hermandad estaba muy ligada a los labradores y a los ganaderos, pero con la mecanización se fue rompiendo ese vínculo. En nuestra ermita incluso tenemos una imagen de San Isidro tallada por Juan de Ávalos.
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