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¿Qué ha pasado hoy, 11 de abril, en Extremadura?
La Plaza Alta de Badajoz estuvo a rebosar durante horas hasta el punto que hubo que limitar el acceso en varias ocasiones. :: JOSÉ VICENTE ARNELAS
Palomos enjaulados
BADAJOZ

Palomos enjaulados

Entre la Plaza Alta y su entorno la policía llegó a contabilizar unas 16.000 personas, por lo que hubo que limitar el acceso desde las ocho

ARACELY R. ROBUSTILLO

Domingo, 5 de mayo 2013, 14:46

La tercera edición de la ya célebre fiesta de los palomos ha superado todas las expectativas. Hasta 16.000 personas llegó a contabilizar la policía entre la Plaza Alta y su entorno. Además, la fiesta se ha celebrado este año rodeada de unas medidas de seguridad sin precedentes. Un dispositivo de 80 personas (entre Policía Local, Policía Nacional, Protección Civil y voluntarios) controlaba desde las cuatro de la tarde todos los accesos a la plaza, el principal escenario del evento. A las ocho de la tarde empezaron a impedir la entrada al recinto por periodos de unos quince minutos y hasta asegurarse que había salido la suficiente gente como para que pudiese entrar más por lo que, en algunos momentos, los palomos quedaban enjaulados en este emblemático recinto pacense.

Lo sucedido en el Madrid Arena el pasado mes de octubre ha debido poner en alerta a organizadores y autoridades. Si a esta circunstancia se une la particular estructura de este enclave: pocos accesos (cuatro en total) y además a calles especialmente estrechas, se entiende que fuera necesario un control exhaustivo. José Antonio Jiménez, coordinador de la agrupación de voluntarios de Protección Civil en Badajoz, aseguraba que nunca se ha hecho un despliegue similar en otros eventos celebrados en Badajoz a lo largo del año. «Ni siquiera en Carnavales», subrayaba.

El objetivo era asegurarse de que no entraran más personas de las que oficialmente caben en el recinto, unas 6.500, aunque esta cifra se superó con creces a medida que avanzaba la tarde.

Al mismo tiempo los efectivos de Protección Civil se aseguraban en estos controles de que entre las pertenencias de los que acudían a la fiesta de los palomos no hubiera ningún objeto de vidrio. Y también se encargaron de repartir hasta 6.000 folletos en los que se explicaba qué hacer en caso de evacuación y algunos consejos para practicar primeros auxilios en los casos de emergencia más comunes como hemorragias, desmayos, dolor torácico o atragantamiento.

Precisamente para atender cualquier posible emergencia había también un importante despliegue de miembros de Cruz Roja, que eran los encargados de coordinar a todos los efectivos de emergencia presentes en la zona. El operativo tenía movilizadas 17 personas, entre enfermeros, operadores, técnicos y conductores de las unidades. Había un puesto médico, una unidad móvil de coordinación, una unidad asistencial de soporte avanzado, otra de soporte básico, y un vehículo de intervención rápida. Estaba previsto que este dispositivo se mantuviese hasta las 2 de la mañana y después dejar una ambulancia en la zona hasta las ocho de la mañana de hoy. Pero hubo que cambiar de planes debido al gran número de emergencias que tuvieron que atender.

Al cierre de esta edición, sobre las doce de la noche, según refirió Víctor Manuel Domínguez, coordinador de Socorro y Emergencias de Cruz Roja, se había atendido a un total de 33 personas y hubo que derivar a seis de ellas a centros hospitalarios: dos por intoxicaciones etílicas, dos por suturas y otros dos por lipotimias. «Nos hemos visto un poco desbordados a partir de las ocho de la tarde», reconocía Domínguez, que explicó que el año pasado solo hubo que atender 27 incidencias. «Si seguimos así llegaremos a las 45 o 50, las que solemos tener durante la feria de San Juan», vaticinó.

Todo este despliegue parecía aparentemente innecesario ante el comportamiento ejemplar de los asistentes a la fiesta. Llegados desde diferentes puntos de Extremadura y también desde otros lugares de España, en la ya tradicional 'Caravana de Palomos' todos quisieron celebrar lo que ya se puede llamar la fiesta de la pluralidad. Desde primera hora de la tarde en la que empezaron a llegar los más tempraneros cargados de botellas, eso sí, de plástico, fueron pasando por la Plaza Alta muchas y diferentes personas.

Representantes de todos los grupos o 'tribus' sociales y de todas las edades posibles acudieron a esta celebración vestidos con sus mejores galas, de manera que en un solo espacio convivían los más elaborados 'looks pin up', con crestas de colores, polos de las marcas más exclusivas, pantalones cortísimos para ellas y pesqueros para ellos, y prendas de la última colección de Zara. Todo cabía y era bien recibido en un ambiente festivo y abierto, siempre que fuera fresquito claro, porque entre las cuatro y las siete de la tarde las temperaturas fueron muy elevadas.

Con medias de rejilla, un atrevido corpiño, unas diminutas braguitas de encaje rosa y unas plataformas de vértigo, Chema González, natural de Fuente de Maestre, pero residente en Badajoz desde hace años, explicaba que él ha sido de los que siempre apostó por esta fiesta y de hecho augura que en el futuro no solo se consolidará, sino que se expandirá en espacios y tiempo. «Tendremos palomos durante todo el fin de semana y se utilizarán otros enclaves, a parte de esta zona», vaticinaba seguro.

De hecho, este año la celebración se ha extendido también a la plaza de San José, aunque al menos en las primeras horas poco uso se le dio a esta zona. Extraoficialmente, los palomos y sus seguidores ocuparon también otros espacios colindantes. Las calles del Casco Antiguo estaban a rebosar y el recinto de la Alcazaba, literalmente tomado por los 'botelloneros' y también por padres de familia que preferían la sombra de los pinos y los columpios del parque que se encuentra en el recinto, para los más pequeños.

«Hemos venido las tres ediciones, pero este año hay mucha gente y nos da miedo porque tenemos niños. Nos asustan las aglomeraciones», confesaba Juan Carlos González, un pacense que estaba tomando copas junto a su mujer y varias parejas en esta zona verde mientras le echaban ojo a sus hijos que jugaban en los alrededores.

Aunque el grueso de la fiesta se concentró en la Plaza Alta, convertida en un verdadero 'botellódromo'. Desde las cuatro de la tarde en el escenario allí ubicado actuaron varios Dj que pincharon música bailable y muy conocida que la gente coreaba encantada. Hasta que llegó el 'plato fuerte' de la noche, a las once menos cuarto: la actuación de Bebe con el público ya entregado después de varias horas de botellón.

Entre los más satisfechos: los hosteleros, que un año más volvieron a hacer su 'agosto' en esta efeméride tan pacense.

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