'Subidón' en el cierre del XXII Womad

Las buenas vibraciones parecen acompañar el final de la XXII edición del Womad. En términos populares podríamos hablar de 'subidón', esa sensación del trabajo bien hecho, incluso de orgullo y autoestima por las nubes. Así parecía sentirse ayer la organización de este festival, que capitanea Dania Dévora. «El público ha tenido un protagonismo absoluto, y ha habido un paralelismo entre el cartel y la participación de los espectadores».

Ha sido uno de los Womad más masivos de los últimos años, y el buen tiempo también ha contribuido a ello, sin lluvia y con cielos azules. Según el balance de las reuniones de seguridad mantenidas se manejan cifras de vértigo, «entre 75.000 y 90.000 personas en los cuatro días y en las distintas zonas». Los conciertos empezaron el jueves en el Gran Teatro, y esa jornada ya se abrió el mercado de Cánovas, un verdadero éxito de público, por el que era difícil de circular. La Plaza Mayor se llenó el viernes y el sábado, y San Jorge también mostró una ocupación total. El mercado de oenegés de Santa María también reúne a una buena parte del público, sobre todo a músicos y a artistas callejeros. San Mateo y Veletas, con los puestos de comida del mundo, también recibieron un constante goteo de público, aunque esta zona funcionó como un tranquilo «chill-out». A esta suma también hay que añadir las personas que acudieron a la Filmoteca de Extremadura para ver el ciclo de cine de Casa África y a los talleres infantiles. La procesión de ayer, en la que los niños fueron protagonistas mostrando sus trabajos y que recorrió parte del casco histórico a la Plaza, también se contabiliza como público.

Aunque Dania Dévora se muestra reacia a manifestar preferencias, cree que el Julián Maeso, que actuó el sábado en la Plaza de San Jorge, fue «un éxito brutal». También citó a Carmen Souza como «una de las revelaciones». Se trata de una artista lisboeta caboverdiana que encandiló al público de San Jorge en la noche del viernes. Dévora también cita a la banda italiana Nini DArac y al grupo Chiva Gantiva, además de Dhol Fundation, que aportó emoción y ritmo el viernes por la tarde en la Plaza Mayor. Niño Josele también marcó un hito en este Womad, y fue «muy sorprendente» el exotismo del grupo chino-mongol Hanggai.

Orden musical

Algunos espectadores criticaban el orden en el que se establecieron las actuaciones musicales. El cierre del viernes en la Plaza Mayor, a cargo del septeto Niño Josele fue una actuación que algunos consideran más adecuada para un recinto más pequeño y a una hora más temprana. Rokia Traoré, una artista de Mali, fue la encargada de cerrar el festival el sábado por la noche, otra propuesta tranquila. Dévora asegura que no es arbitrario el orden que se establece, y que todo está pensado al milímetro. Puede que el final de un concierto o de un festival no tenga que relacionarse siempre con la idea de «dejar arriba» al público. «Se intenta que todo tenga un orden y un sentido», explicó Dania Dévora.

Por otro lado, los dispositivos de seguridad han funcionado correctamente y la Policía Local no ha registrado incidentes de importancia a lo largo de las noches del viernes y del sábado. Los operarios de limpieza trabajaban «en tiempo real» retirando los desechos que se iban acumulando, sobre todo del botellón.

En cuanto all funcionamiento de las barras instaladas, según explicaban a HOY algunos hosteleros,el buen nivel de público ha hecho que aunque haya sido masivo el botellón, también se haya recurrido al consumo en los locales, que ofrecían unos precios asequibles teniendo en cuenta que la competencia era grande y hay poco dinero.