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NATALIA REIGADAS
Martes, 14 de mayo 2013, 09:35
Un grupo de vecinos de San Fernando protagonizó ayer el pleno municipal en el Ayuntamiento de Badajoz. Uno de ellos, Julián Ortega, intervino al acabar el orden del día para pedir que reparen los desperfectos en las calles Mérida y Augusto Vázquez, que tienen un conflicto por ser suelo privado de uso público. Finalmente sus acompañantes acabaron increpando al alcalde y los concejales.
«Nos come la indignación. El Ministerio y el Ayuntamiento se pasan la pelota», gritó una de las vecinas mientras la corporación municipal se retiraba. A ella se sumaron otros pidiendo soluciones para su barrio que lleva más de 30 años sin mantenimiento.
El primer conflicto surgió en medio del pleno municipal porque uno de los puntos del orden del día interesaba a los vecinos de San Fernando. Ayer la corporación municipal aprobó la aceptación de cesión de una serie de calles en los conocidos como grupos de José Antonio, en la barriada de Santa Marina. Esta zona también era un suelo privado de uso público y el Ayuntamiento lo recepciona para incorporarlo al patrimonio municipal. El edil de Patrimonio, Jesús Villalba, explicó que solo era una zona pendiente, ya que en 1984 se había recibido el resto de la promoción del Ministerio de Vivienda pero no se incluyó esta parcela. «Es de justicia recibirla».
Sin embargo el portavoz del PSOE, Celestino Vegas, indicó que su grupo votaría en contra al considerarlo una medida discriminatoria, ya que hay otras vías en la ciudad, como las 500 o la calle Mérida, que están en una situación similar. En este punto uno de los vecinos de San Fernando, Julián Ortega, al escuchar nombrar a su zona, se puso en pie y pidió la palabra. El alcalde, Francisco Fragoso, le calmó y le indicó que no podía intervenir en la sesión pero que al final podría solicitar permiso.
Terminado el pleno el alcalde dio la palabra a este vecino que finalmente expuso su caso. Sus pisos, de protección oficial y construidos por el Ministerio de Vivienda, tienen zonas de acerado y verdes que no se mantienen por el conocido conflicto jurisdiccional. «No hay baches, hay piscinas y mi mujer tiene mal la cadera y es vergonzoso. Pagamos como otros», indicó por lo que pidió que arreglasen su zona. Tras su intervención el alcalde le agradeció sus palabras y se dispuso a dar por terminado el acto pero fue entonces cuando el resto de vecinos comenzó a protestar.
Al respecto el concejal de Patrimonio, Jesús Villalba, se comprometió a estudiar la situación de estas calles. «Según vamos detectando fallos de anteriores administraciones, vamos subsanándolos», dijo.
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