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Felber, ayer, en el salón de actos del Ateneo. :: MARISA NÚÑEZ
El gurú Felber pasó por Cáceres
CÁCERES

El gurú Felber pasó por Cáceres

El fundador de la economía del bien común imparte un taller y una conferencia

ANTONIO ARMERO

Martes, 14 de mayo 2013, 10:45

En el mundo de Christian Felber, no hay PIB sino índice de calidad de vida o felicidad, cada trabajador que cumple una década en la profesión tiene derecho a un año sabático cobrando un sueldo mínimo, la jornada laboral es de treinta horas semanales y en el colegio, los niños estudian emocionología, educación democrática, experiencia de la naturaleza o sensibilización corporal. Este universo tiene nombre: Bien común. Tiene logotipo: una semilla de diente de león. Y tiene líder: un austríaco que da clases de Economía en la Universidad de Viena, bailarín de danza contemporánea, que se graduó en Filología Románica, que tiene un vocabulario en español más rico que el de bastantes españoles y que ha escrito varios libros, lo suficientemente exitosos como para tener ya un importante grupo de seguidores repartidos por medio mundo.

Cualquiera que ayer hubiera entrado en el salón de actos del Ateneo de Cáceres a la una de la tarde, habría reconocido a Christian Felber, el hombre con pinta de alemán que hablaba para 22 personas sentadas en sillas, formando un semicírculo. Así distribuidas por expresa petición del protagonista, que antes que nada pidió a cada uno de los asistentes que se presentara. No era una conferencia, como la que hubo por la tarde en el complejo cultural San Francisco, sino un taller para un público limitado.

La actividad la organizó el partido regionalista extremeño Prex-Crex, y sus miembros eran mayoría entre los asistentes. Había alcaldes y concejales de Trujillo, Carcaboso, Aldehuela de Jerte, Majadas, Casares de Hurdes, Alagón del Río, Tiétar, Montánchez, Coria y Majadas. Y también un concejal de Izquierda Unida en Miranda de Azán (Salamanca), un autónomo, un empresario de banca ética, dos mujeres de una centro de acogida de menores de Las Hurdes... «Estoy emocionada sólo de pensar que estoy aquí, escuchándole», le dijo Herminia, una de estas mujeres que siguió con atención todo lo que decía el profesor y escritor, que firmó algún que otro libro antes del acto.

«Mi trabajo es sumamente político, pero no pertenezco a ningún partido», dijo Christian Felber, que ha acuñado el término 'Economía del bien común' para proponer un nuevo sistema económico que en nada se parece al actual. La crisis es campo abonado para su concepto, difícil de entender a la primera. «La economía del bien común nació en octubre del año 2010, y ya la practican 1.230 empresas de quince países», explicó el profesor, que percibe «un interés mundial» por el movimiento que lidera.

En él, todo gira en torno al concepto del bien común, de modo que hay municipios del bien común, regiones del bien común, consultores del bien común, auditores del bien común y una clave: el balance del bien común. Lo pueden hacer las empresas o las administraciones que en un ataque de sinceridad se puntúen a sí mismas en cuestiones como la «gestión ética de los suministros, la gestión ética de las finanzas, el reparto justo del volumen de trabajo, la democracia interna o la solidaridad con otras empresas». «El balance del bien común -propone Felber- debería ser el más importante, muy por encima del balance financiero».

No sale gratis

Toda esta teoría ya ha tenido su traducción práctica. Hay ayuntamientos en España que están dando los primeros pasos para aplicar la economía del bien común en sus municipios, y empresas que funcionan bajo estas premisas y hacen su balance del bien común.

El Movimiento del Bien Común es una asociación. Ser simpatizante de ella es gratis. Ser miembro, no. Los particulares pagan la voluntad, que no puede bajar de diez euros. Y las empresas, una cantidad que depende del número de empleados que tengan (300 euros anuales una que tenga de 51 a 100 trabajadores). Hay un sistema que distingue a los practicantes de la economía del bien con una escala de una a cinco semillas de dientes de león. Conseguir ser un empresa con tres semillas obliga a permitir que la Asociación realice una auditoría externa por la que cobra según el número de empleados (en una horquilla que va de los 150 euros de quienes tienen de uno a dos empleados y los 1.440 si son más de 250).

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