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M. M. N.
Jueves, 16 de mayo 2013, 10:45
El cartel de 'se vende' cada vez cuelga de más edificios propiedad de la administración. Eso sí, una cosa es poner en el mercado un inmueble y otra muy diferente que alguien lo compre. El mejor ejemplo de ello es la antigua comandancia de la calle Margallo. Tiene 4.000 metros cuadrados y se tasó en 2,7 millones en 2007. Ahora, tras subastarse sin éxito en cuatro ocasiones, se vende de forma directa por el Ministerio del Interior por 984.000. Se admiten ofertas directas por el 80 por ciento de ese valor. Pero de momento no llegan.
Los casos se multiplican en la ciudad. Aluden a bloques administrativos que ya no tienen uso, como la antigua cárcel de la barriada de Pinilla o la vieja Consejería de Bienestar Social en Reyes Huertas. También a otros que en su momento se han puesto en venta como el Múltiples, que siguen en el mercado como la antigua oficina del DNI o que acaban de salir al mismo como el cuartel Infanta Isabel. No se ha producido ninguna gran venta. Y los especialistas lo tienen claro. El momento actual, por mucho que hayan caído los precios, no es el mejor. «En la situación actual la dificultad para vender un edificio, institucional o no, es la misma», sugiere Cecilia Calderón. Esta experta inmobiliaria recuerda que son inmuebles grandes cuyo destino «en la mayoría de los casos» no sería particular. Plantea varias opciones y todas resultan complicadas hoy. Viviendas, «pero lo promotores que podrían hacerlo tienen miedo a arriesgar». Dos, uso turístico. Aunque «no hay muchas cadenas hoteleras interesadas en la región». Tres, cultural. Con el inconveniente de la ausencia de inversiones. Y cuatro, uso empresarial. «Todos estamos bajo mínimos», refrenda la gerente de la firma Rústicas y Urbanas. Según ella, una salida es «poner precios chollo para atraer inversores a largo plazo, pero esto ni siquiera sería garantía de venta como estamos viendo en la antigua comandancia», incide.
Calderón cree que quienes están en liquidez en plena crisis no apuestan por edificios administrativos como los citados. Más bien invierten en nuevos mercados en el extranjero o evitan sobresaltos y lo hacen en fincas rústicas.
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