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NATALIA REIGADAS
Viernes, 17 de mayo 2013, 13:43
Carmen y José Antonio se hicieron ayer amigos. Ella vive en la residencia de mayores de La Granadilla y el es alumno de cuarto curso del colegio Lope de Vega. Se conocieron jugando en corro dentro de una actividad que pretende que los niños se den cuenta de las dificultades de movilidad que tienen otras personas y sepan cómo ayudarlas. Se trata de aprender a jugar con los abuelos.
En la jornada de ayer participaron 26 alumnos del colegio Lope de Vega de Badajoz que visitaron a los habitantes de la residencia de mayores de La Granadilla. La iniciativa parte de la Asociación para la Atención y la Integración Social de las Personas con Discapacidad Física de Extremadura (Apamex) que lleva a cabo el proyecto 'los jueves intergeneracionales' en los que une a niños y mayores a través de la accesibilidad.
El objetivo es, por una parte, concienciar a los escolares desde pequeños de los problemas de movilidad y también enseñar a los ancianos como vivir con mayor autonomía personal. «Algunos dicen que es la primera vez que juegan con sus nietos por lo que han aprendido», destacó ayer Jesús Gumiel, presidente de Apamex.
Un tren para sillas de ruedas
Estos encuentros entre niños y mayores se han repetido ya en varias localidades de la provincia, pero ayer tuvo un matiz nuevo y muy novedoso porque los escolares acudieron a La Granadilla en un tren turístico. Se trata de un vehículo de la empresa Tubasa, concesionaria de los autobuses de Badajoz, que es único en España porque está adaptado para poder llevar personas en silla de ruedas. Los niños fueron en este tren hasta el Ayuntamiento. Allí les saludaron los concejales Alberto Astorga y Jesús Coslado y después continuaron su viaje hasta la residencia de mayores.
Por el camino muchos pacenses se sorprendieron al ver el trenecito mientras que los niños aprovecharon para saludar a todos los peatones que se cruzaban. Ya en La Granadilla comenzaron las actividades. Tras una charla para niños y ancianos se repartieron por parejas de un alumno y un mayor y jugaron al pollito inglés, el teléfono refranero y el baile del sombrero (una adaptación de juego de la silla pero para personas con mayores dificultades para moverse).
«Los niños llegan recelosos pero enseguida se dan cuenta de que los mayores son muy activos y para los ancianos es una forma de aprender juegos que les enseñan los propios pequeños y también de hablarles de sus cosas, como enseñarles refranes», destacó ayer Charo Pérez, de Apamex.
Para los niños fue una gran jornada pero fueron los mayores los que más disfrutaron. Entre ellos Victoria Vázquez Pérez que, con 91 años, demostró que no hay edad para ser la primera en lanzarse a jugar. Se colocó en el centro del corro, bajo una lona de colores y explicó, como hacían los niños, que era de Badajoz y que le gustan las verduras para comer. «Ha sido muy bonito porque me encanta estar con niño. Me hace mucha ilusión», añadió tras la experiencia.
La directora de esta residencia, María Isabel Enciso, confirmó que para los participantes es una gran iniciativa. «Ayuda a las relaciones de los mayores con los niños, les rejuvenece y les anima a ejercitarse. Es fenomenal».
La jornada culminó con una sesión de fotos por parejas. Estas imágenes se enviarán a los alumnos y los ancianos para que recuerden ese día de convivencia.
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