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A. GILGADO
Domingo, 19 de mayo 2013, 15:58
Cada mes de mayo, el instituto Zurbarán vive su particular cumbre internacional. El centro, con sedes bilingües de inglés y francés, arrastra ya una larga tradición de intercambios y en los últimos días en sus aulas se han sentado 36 jóvenes de cuatro países: Alemania, Suecia, Polonia e Italia, a los que hay que sumar la quincena de estudiantes suyos repartidos por colegios de los tres últimos países. El cruce de caminos tiene un nombre que entre la comunidad educativa ya resulta familiar: Comenius, el programa europeo que facilita el contacto entre beneficiarios de los sistemas educativos públicos de toda Europa.
El viernes fue día de despedidas tras tanto para los del proyecto multilateral -polacos, italianos y suecos- como para los participantes del acuerdo bilateral entre el Zurbarán y el Schiller Gymnasium de Offenburg, Alemania.
Participan estudiantes de entre tercero de secundaria, quince años, y primero de bachillerato, 17 años.
En la semana de acogida se organizan actividades donde grupos de distintos países exponen su forma de ver un tema juvenil común. En esta ocasión, por ejemplo, los participantes han trabajado sobre el ocio juvenil y los distintos matices que tiene en cada país. A los chicos de fuera los acogen familias que el año que viene tienen pensado enviar a su hijo al extranjero dentro del Comenius.
Javier Romo, profesor de dibujo del centro y responsable del proyecto Comenius multilateral ya planifica las salidas del curso que viene.
Su método pasa por no limitarse sólo a la semana de convivencia, sino en trabajar los temas comunes que tienen que preparar durante los tres trimestres. El curso que viene se abordará la salud en los chicos de secundaria y bachillerato.
El proyecto se presenta a la agencia internacional para conseguir la subvención. Este año han recibido 20.000 euros y tenían que mandar, como mínimo, 20 alumnos al extranjero. Han estirado al máximo la asignación y al final han facilitado el intercambio a 26 en total, entre profesores y alumnos.
Los chicos han tenido que poner 100 euros. Según el profesor, se trata de que valoren el esfuerzo que se hace por ellos, ya que 100 euros por una semana con viaje, transporte y todos los gastos pagados en el extranjero no deja de ser una cantidad simbólica.
La buena acogida entre el alumnado -ya son cuatro Comenius- anima al profesorado y a la dirección a seguir presentándose. El problema es que no hay plazas para todos y los 20.000 euros no dan para más. Se supone que los que este año han acogido estudiantes extranjeros en casa el año que viene podrán salir fuera.
Los candidatos de secundaria participantes se seleccionaron según los criterios pedagógicos de los profesores mientras que los de los de bachillerato se decidió por sorteo. Entre profesores también aumenta el interés en participar. En este curso hay 10 tutores que han salido fuera con los chicos y para el curso que viene ya se han apuntado 19.
Además de los quince alumnos del multilateral que han convivido en sus hogares con gente del centro, el Zurbarán también ha acogido a una veintena del Schiller Gymnasium de Offenburg, Alemania. En este caso han pasado dos semanas en Badajoz. Los anfitriones ya estuvieron allí el curso pasado. Se trata de un intercambio organizado por el departamento de inglés, porque los alemanes estudian español en su centro pero en el Zurbarán no se oferta alemán, lo que obliga a comunicarse en español e inglés.
Visitas a Cáceres, Mérida o los monumentos de Badajoz y la grabación de una película conjunta han formado parte del programa de estas dos semanas, en las que tampoco se ha descuidado la asistencia a clase. Con el centro alemán esta es la cuarta vez que intercambian.
El Zurbarán lleva años tratando de conseguir acuerdos en algún país británico pero resulta muy complicado. En realidad allí hay muy poco interés en el español y si vienen a España, prefieren que sus estudiantes conozcan capitales más grandes como Madrid o Barcelona.
Pilar Merino, la coordinadora del Comenius bilateral con Alemania, trabaja también todo el año en organizar los intercambios.
La espontaneidad de los españoles suele ser lo que más les llama la atención a los jóvenes alemanes que han estado estos días en el Zurbarán.
En la visita a los dólmenes de Valencia de Alcántara coincidieron con la celebración de San Isidro y algunos vecinos del pueblo invitaron a los chavales a subirse a las carrozas, según cuenta la profesora alemana que les acompaña.
Adriana Gibertau y Anne son dos de las participantes de esta edición. Ya se han visitado mutuamente. Adriana estuvo el año pasado en casa de Anne y ella ha se ha quedado estos días con Adriana. En verano tienen pensado volver a verse, esta vez fuera del programa estudiantil. Ya por su propia voluntad porque no quieren perder la relación. El vienes se despidieron y hasta la próxima quedada mantendrán el contacto por Internet.
Lo mismo le ha pasado a Eduardo Peña con Michael. Durante diez días apenas se han separado y también han planeado una quedada futura.
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