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De Prada, ayer en el Complejo Cultural San Francisco. :: MARISA NÚÑEZ
«El hombre contemporáneo ha perdido la capacidad de encajar los golpes»
CÁCERES

«El hombre contemporáneo ha perdido la capacidad de encajar los golpes»

«La fe te da una visión menos angustiosa de la vida», reflexiona el autor en la jornada final del Congreso Teológico Juan Manuel de Prada Escritor

ANTONIO ARMERO

Domingo, 19 de mayo 2013, 10:47

Además de saludar a decenas de admiradores y posar para fotografías, la mayoría hechas con teléfono móvil, el escritor Juan Manuel de Prada explicó ayer en Cáceres su punto de vista sobre la fe y la razón. Lo hizo durante el V Congreso de Teología Pastoral, que comenzó el jueves y quedó clausurado ayer en el Complejo Cultural San Francisco.

-En estos tiempos de crisis, con tantas familias pasándolo mal, ¿qué valores cree que puede aportar la fe para el día a día?

-La fe te da una visión transcendente de las cosas, una visión mucho menos angustiada de la vida y de los sufrimientos con los que te golpea. Al final, la andadura del hombre por la tierra se hace menos dura cuando tienes personas que creen en las mismas cosas que tú. La realidad es que casi siempre, en las situaciones más duras y también entre las personas que más sufren, la fe es siempre un alivio. Y en la Historia se demuestra. En las situaciones más difíciles, la religiosidad crece. Porque el bienestar material, la riqueza, te alejan de Dios. Eso siempre ha sido así.

-¿A qué debe un creyente agarrarse cuando las cosas le van mal y se inclina a pensar que Dios está siendo injusto con él?

-Las promesas que nos da Dios no son para este mundo, son para otro. Él nos invita a construir este mundo de forma justa y con caridad, lo que pasa es vivimos en un mundo injusto y sin caridad, efecto de vivir en una sociedad cada vez más descristianizada. El cristiano tiene que tratar de colaborar, en la medida de sus posibilidades, para construir una sociedad más justa. Lo que te da la fe es que no lo fías todo a este mundo, que es algo absolutamente pasajero. Históricamente, los sufrimientos de esta vida siempre se han considerado como méritos para una vida posterior. Esto el hombre contemporáneo lo ha olvidado porque vivimos en una sociedad muy materialista, que trata de exprimir los goces de la vida aquí. Pero en realidad, esta vida no ha sido hecha para disfrutarla, no nos engañemos. Esto es lo que te da la perspectiva de la fe, una mayor capacidad para encajar los golpes que te da la vida. Jesús decía que todo lo que hagamos nos será devuelto en esta vida, y luego por centuplicado en la otra. El hombre contemporáneo ha perdido la capacidad de encajar los golpes que tenían nuestros abuelos, y esto nos genera mucha indignación, ira contenida que se va alimentando, y al final sólo ves cosas malas. Aunque no tengamos trabajo o estemos pasando por dificultades económicas, todos los días encontramos gente que nos ayuda, y esto hay que aprender a admirarlo. Como venimos de una cultura materialista, nos regodeamos en nuestro dolor y no tenemos capacidad para descubrir las cosas buenas que hay siempre.

-¿Es posible señalar a un culpable de que la sociedad esté cada vez más descristianizada?

-Desde una visión sobrenatural, el culpable siempre es Satanás. Pero las obras del mal se realizan no a través de una persona que lo controla todo. Hay hombres muy poderosos que aspiran a construir el mundo según sus intereses. Pero para llegar a una situación como la que estamos viviendo tiene que haber una participación colectiva en la que cada uno tiene su parte de responsabilidad. En los catecismos se habla de estructuras de pecados, que son pecados en los que participamos todos. Al final, todos somos responsables. En mi último artículo en el periódico ABC, aludo a Blesa (el expresidente de Caja Madrid). Cuando se publicó que iba a prisión, en las redes sociales había un montón de mensajes celebrándolo. Este es el problema de las sociedades contemporáneas: que necesitan encontrar culpables. Porque así parece que encuentran consuelo, un consuelo miserable, en el mal ajeno. En realidad, ese señor, no nos engañemos, lo hizo porque se lo permitían las leyes. Hace 50 años, una caja de ahorros no podría haber comprado un banco, y ahora sí puede. ¿Por qué? Porque lo permiten las leyes. ¿Y por qué? Porque había políticos a quienes les interesaba que las cajas de ahorro perdieran su auténtica naturaleza y se convirtieran en entes financieros para especular con el dinero. Y eso lo hicieron porque les votamos. Al final, Blesa es un eslabón de una cadena de una sociedad que se ha corrompido, sobre todo por culpa del dinero, que lo mata todo. Nosotros hemos participado de esto, aunque nuestra culpa sea muy pequeña comparada con el castigo que estamos recibiendo. Ahora nos falta capacidad para reconocer nuestra culpa. Se necesita una verdadera conversión o regeneración de la sociedad, de cada uno de nosotros. Tenemos que poner al dinero en su sitio, porque lo hemos convertido en un ídolo.

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