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Juan Carlos Ruiz indicando a los agentes la manera de encontrar pistas. :: LORENZO CORDERO
Qué hacer en la escena del crimen
CÁCERES

Qué hacer en la escena del crimen

«Una huella dactilar sigue siendo el indicio más rápido, más económico y es 100% efectivo», explica el experto Juan Carlos Ruiz Medio centenar de agentes se forman en buscar pruebas en el lugar del delito

SERGIO LORENZO

Jueves, 23 de mayo 2013, 09:34

«La sangre se coagula entre los 5 a los 8 minutos de salir del cuerpo; pero si la sangre es post morten... no se coagula», explica en voz alta Juan Carlos Ruiz Soler mientras camina por la Sala Europa del Complejo Cultural San Francisco. Le sigue la mirada atenta de medio centenar de policías nacionales, dos representantes de la guardia civil y otros dos de la policía local de Cáceres. Es el primero de los tres días de las jornadas formativas tituladas 'Actuación policial en la escena del delito', que ayer inauguró la subdelegada del Gobierno en Cáceres Jerónima Sayagués. Las organiza el Sindicato Unificado de Policía (SUP).

El profesor les muestra tres tipos de gotas de sangre, para saber por su forma la altura desde la que han caído: la totalmente redonda a 20 centímetros, una con los bordes desiguales a un metro y otra rodeada por pequeñas salpicaduras a un metro y medio.

Les enseña también tres orificios de bala en un escaparate, y explica que se puede saber el orden de los disparos. El primero es el que está rodeado de ramificaciones completas, con cortes radiales y laterales concéntricos; el segundo ve sus cortes radiales interrumpidos por los del primero, y los cortes del tercero se ven solapados por los del segundo. «Para saber si los disparos se han hecho desde el interior de la tienda o desde el exterior, hay que fijarse en el orificio en el cristal, una parte es más ancha que otra y los disparos se habrán hecho desde el lado en el que el orificio es más estrecho». No se escapa ningún detalle.

También les habla de las huellas de pisadas, en las que se ve las zonas de desgaste de los zapatos; de los pelos que se pueden encontrar en las uñas de la víctima muerta; de las huellas de los labios; de las pruebas de ADN y de la grafología: «No es la mano la que hace la escritura, es el cerebro», sostiene.

Ruiz insistió ayer ante este auditorio policial que es muy importante que los agentes que entran en el escenario del crimen no alteren las pruebas, lo que pueden hacer usando las fundas para los pies con suela de plástico liso que les mostró.

Destacó la revolución que supuso para la investigación policial el que se introdujera, en 1911, el estudio las huellas dactilares («es el indicio más rápido, el más económico y es 100% efectivo, porque no hay dos huellas dactilares iguales») y que a principios de los años noventa se comenzará a analizar el ADN de forma sistemática.

En su opinión, quedan otras revoluciones similares, como esclarecer casos a través de la investigación de olores o descubrir el perfil genético no sólo en manchas. .

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