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FERNANDO MIÑANA
Miércoles, 29 de mayo 2013, 02:05
Usain no es el único Bolt de récord. Hay otro, alado, que también ha marcado un hito gracias a su velocidad. Este otro Bolt es un palomo cuidado por un prestigioso criador belga que ha alcanzado el precio más elevado de la historia por una paloma de carreras. La subasta se la llevó un empresario chino que pagó por este ejemplar 310.000 euros.
Bolt tiene poco más de un año y parece ser que no volverá a correr. Su nuevo propietario, un inversor llamado Gao Fuxin, aprovechará el ave para la cría. Después de soltar este dineral tratará de enriquecerse con los futuros descendientes. Confía en que hereden su prodigioso sentido de la orientación y su velocidad incomparable. Las carreras de palomas, originarias de Bélgica, están en pleno auge en China, donde ya hay cerca de 300.000 aficionados. Los chinos, capaces de apostar por las cosas más insospechadas, le están cogiendo el gustillo a las carreras de estas aves.
El antiguo propietario de Bolt, Leo Heremans, vivió una subasta redonda y vendió sus 530 ejemplares por 4,3 millones de euros. La puja 'on line' reventó los topes que existían en este mundillo y el criador de Vorselaar, cerca de Amberes, al norte de Bélgica, colocó a cuatro palomos suyos entre los cinco más caros de la historia. El responsable de la subasta, Nikolaas Gyselbrecht, ve lógico tamaño desembolso. «Es como una obra de arte. Una pintura de Picasso no vale lo mismo que una de un desconocido. Lo mismo con las palomas».
El Picasso de las palomas hizo 'picadillo' a Pieter Veenstra, el criador holandés que en enero de 2012 vendió a 'Dolce Vita' por 250.000 euros. El comprador, Hu Zhen Yu, también fue chino. Heremans, además de Bolt (310.000 euros), también se llevó una fortuna por 'Safier Koppel' (270.000), 'Nieuwe Olympiade' (210.000) y 'Ouders Bolt' (184.000). Nueve de los diez palomos más caros fueron vendidos a inversores de China o Taiwan. La excepción fue fruto del orgullo de los holandeses Hans y Evert-Jan Eijerkamp, quienes pagaron más de 200.000 euros por 'Nieuwe Olympiade' (Nueva Olimpiada) para mantener a una de las estrellas de Heremans en la zona.
Leo se inició por casualidad en la cría de estas aves. Su primera campeona, 'Te Entje', ganó 14 premios. Pero su siguiente estrella sufrió un cáncer de pulmón y entristeció tanto a su amo que decidió vender casi todas sus aves. Solo se guardó nueve parejas reproductoras en un pequeño palomar de ocho metros de largo. Años más tarde daría con 'Olimpiada', un ejemplar mítico en las carreras de velocidad. Olimpiada es la bisabuela de Bolt. Ambas salieron de la misma buhardilla que 'sprinters' míticos como 'Olympic Spenwer', 'Jan' o '444'. Ejemplos que hacen bueno el dicho de los aficionados belgas. «Buenas palomas crían buenas palomas». La importancia del pedigrí. Para Heremans, de hecho, no hay más secretos. «Agua potable y pura es todo lo que necesita una paloma de sprints».
Robos continuados
Heremans aún estuvo a punto de dejarlo, otra vez, en 2006, cuando le robaron valiosos ejemplares de su centro de cría. Con la ayuda de unos jóvenes evitó nuevas sustracciones, pero la angustia le hizo perder 20 kilos y, harto, vendió de nuevo todas sus aves excepto dos.
Los robos se convirtieron en una amenaza en toda Bélgica, país donde se fija el origen, en el siglo XIX, de las carreras de palomas y donde la afición ya llegaba a 250.000 personas después de la II Guerra Mundial. Las mafias chinas comenzaron a robar algunas veloces palomas en 2009. Solo le interesaban los anillos para llevárselos a su país, colocárselos a ejemplares chinos mucho peor dotados y venderlos como campeones. Los robos se sucedieron en la región de Amberes hasta que un hombre, casi por casualidad, les descubrió en la frontera con Holanda. Ahora son los millonarios chinos quienes optan por vías más legales para hacerse con los alados velocistas belgas.
La afición, en cambio, no está logrando calar entre los jóvenes de los Países Bajos. La cifra ha menguado hasta los 30.000 en Bélgica. Los secretos, transmitidos de generación en generación, amenazan con perderse. Los ejércitos europeos también han dejado de trabajar con palomas mensajeras. Salvo Francia. De Gaulle decidió mantener la tradición en Saint-Germain-en-Laye. Y en 1981 las 280 palomas se trasladaron hasta la fortaleza de Mont-Valérien, cerca de París. Aunque, por si acaso, Leo Heremans, con 66 años, se ha vuelto a quedar dos parejas para criar...
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