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MARÍA JOSÉ TORREJÓN
Martes, 18 de junio 2013, 10:01
De desayuno, pan tostado con mantequilla y mermelada, galletas y un descafeinado con leche. Para comer, ensalada de arroz, hamburguesa, ensalada verde, mandarina, pan y vino. Y de cena, judías verdes salteadas con ajos, jamón york gratinado, yogur, pan y vino. Este es el menú que ayer degustaron los mayores de la residencia de Cervantes, cuya comida ha sido blanco de polémica este fin de semana.
La alarma saltó el sábado por la mañana, después de que un grupo de usuarios denunciara que para desayunar les habían puesto una rebanada de pan de molde sin tostar y un sobre de café para la leche. Ni rastro de galletas. Algunos mayores insistieron ayer en su protesta al considerar que la calidad de los platos que les sirven no es la óptima y que ha mermado durante las últimas semanas.
Desde la Junta de Extremadura, titular de la residencia, dan por zanjado este capítulo y admiten que lo ocurrido el sábado durante el desayuno fue un fallo puntual. «Hay que tostar, en total, 400 rebanadas, lo que supone casi dos horas. El fin de semana hay menos personal y, materialmente, no daba tiempo a hacerlo», admite Javier Serrano, director en funciones de la residencia de mayores Cervantes, que cuenta en la actualidad con 204 internos. «No se debería haber puesto ese tipo de pan al ser fin de semana y haber menos personal. Ha sido un fallo», reconoce.
«En todos los centros del Sepad se está comiendo la misma cantidad, la misma calidad y lo mismo de siempre. Lo único que ha cambiado ha sido la empresa adjudicataria de los menús. Antes se hacían en cada residencia y ahora hay un proveedor único» para los 27 centros de toda la región, subraya Álvaro Luis Merino, gerente territorial del Sepad (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia) en Cáceres. Merino ha estado todo el fin de semana en la residencia cacereña para mantener reuniones con los familiares de los internos y trasladarles un mensaje de tranquilidad. Ayer, lunes, también se desplazó al centro.
Hay que recordar que el Sepad anunció hace dos semanas que vigilaría que se mantuvieran los estándares de calidad en la comida que se sirve a los usuarios de residencias públicas en la región, después de que un grupo de mayores del centro El Prado, en Mérida, se quejara de los pocos y malos alimentos que les servían durante los últimos días.
«Aquí la comida es sana. Se respetan todas las dietas a rajatabla. Y la calidad no ha mermado», concluye desde los fogones Ramón Bello, jefe de cocina de la residencia Cervantes desde su inauguración, en el año 1974.
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