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ANTONIO ARMERO
Miércoles, 26 de junio 2013, 10:50
Con cinco meses de retraso, poco tiempo comparado con los años de abandono que acumula, ayer empezaron las obras que pretenden devolver al chalé de los Málaga el esplendor que un día lució. Se abrió la verja por la mañana y entraron las primeras máquinas, una avanzadilla del trasiego de camiones, andamios y operarios que el emblemático edificio situado en el número trece de la avenida de España vivirá durante los próximos meses. La tarea es convertir un edificio en desuso desde hace más de una década en la nueva sede de Cajalmendralejo.
A la caja rural le hubiera gustado que los trabajos hubiesen comenzado en el mes de febrero, pero se topó con el muro de la burocracia, de los trámites administrativos, un maquinaria especialmente lenta y exigente cuando no se trata de un inmueble cualquiera, sino de uno protegido con el título de BIC (Bien de Interés Cultural).
El último visto bueno oficial llegó la semana pasada, con la concesión de la licencia de obra por parte del Ayuntamiento, y los propietarios del inmueble se han puesto a la tarea con la intención de cumplir el objetivo que se marcaron hace siete meses, cuando compraron el chalé: inaugurar la nueva sede el 24 de abril del año 2014. Que no es una fecha cualquiera, elegida al azar, sino un día marcado en rojo en el calendario cacereño, al coincidir con la festividad de San Jorge, el patrón de la ciudad.
Que todo esté listo para esa fecha está en las manos de Cruzjara Construcción, la empresa con sede principal en Almendralejo encargada de rehabilitar el edificio, castigado, tanto por fuera como por dentro, por el paso del tiempo y la falta de uso. «Vamos justos de tiempo, nos tocará apurar, pero se mantiene la fecha de inauguración prevista, llegaremos», aseguraban ayer desde la constructora.
Lo que harán durante esta semana será fundamentalmente preparar la parcela para la obra, una tarea que ya era visible ayer. Se han quitado varios árboles, entre ellos una palmera, dos ejemplares de boj y una tuya. Adornaban el jardín, pero entorpecerían las tareas de rehabilitación. Mientras dure la obra, estarán en las instalaciones de una empresa de jardinería, y una vez que concluyan, serán transplantados de nuevo al lugar que ocupaban. La premisa, de hecho, es que el chalé de los Málaga que se inaugure dentro de diez meses se parezca no al que los cacereños han visto en los últimos años, sino al original, al que fue construido en los años treinta.
Su fachada tendrá el color de la primigenia, en un tono entre albero y rojizo. Y se mantendrán los elementos que la construcción lució en sus inicios. Tal como determinó la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Cáceres -uno de los órganos que han corregido el proyecto arquitectónico antes de darle su beneplácito-, la carpintería será de madera. Y la balaustrada, uno de los elementos singulares del chalé, se mantendrá tal como fue construida. Esto ha obligado a la empresa constructora a fabricar un molde que reproduce con exactitud la forma de las piezas originales, y que servirá para elaborar algunas de las nuevas, dado que buena parte de las existentes están destrozadas.
El grueso del trabajo se realizará durante los meses de julio, agosto y septiembre, en horario de ocho de la mañana a dos de la tarde y de cinco a ocho, aproximadamente. Habrá un contenedor para escombros en la avenida Virgen de la Montaña, y una entrada para camiones y máquinas en la avenida de España, al lado de la floristería situada junto al acceso principal al chalé.
La fachada, punto clave
En el exterior, las tareas fundamentales serán reconstruir la balaustrada y limpiar y volver a pintar la fachada. En el interior, que está bastante deteriorado y cuyo valor artístico es completamente nulo -abunda el yeso-, lo primero serán las demoliciones. El sótano deberá quedar diáfano, para acoger el archivo, la sala de máquinas y aparcamientos. En la planta situada al nivel de la calle estará la oficina de atención al público, y la siguiente será la institucional, con despachos y salas de reuniones. Por último, en la más alta habrá, entre otras dependencias, un gran vestíbulo y una sala de usos múltiples que Cajalmendralejo pondrá al servicio de los colectivos que lo soliciten.
«La mayor parte del trabajo que tenemos que hacer es casi artesanal, con albañiles y carpinteros de toda la vida», apuntan desde Cruzjara Construcción, que tiene previsto que la reforma haya concluido en febrero del año que viene, para dedicar marzo a equipar el edificio y que en abril, ya luzca el cartel de Cajalmendralejo y se pueda inaugurar la oficina. O sea, el inicio de la nueva vida del chalé de los Málaga, la que empezó a escribirse ayer.
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