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Familia real. El nuevo emir, que tiene ahora 33 años, posa junto a su madre y su padre en una foto tomada el día de su primera boda en 2005. :: BALKIS PRESS
La jequesa tiene mano
SOCIEDAD

La jequesa tiene mano

Con tres esposas y 24 hijos, el emir de Catar tenía dónde elegir sucesor. Al final ha sido el primogénito de Mozah, su 'favorita'. Otro triunfo de la primera dama que está cambiando la cara del país

BORJA OLAIZOLA

Miércoles, 26 de junio 2013, 02:30

Pocos países como Catar se identifican con el concepto del poder blando que acuñó hace ya dos décadas el profesor de Harvard Joseph Nye. El docente contraponía el dominio que se ejerce a través de la cultura, la ideología o el deporte al que emana de la fuerza y la capacidad militar. El poder blando, resumía, nace de la influencia mientras que el duro viene de la autoridad. En otras palabras, la eterna pugna entre lo femenino y lo masculino vista desde un nuevo ángulo.

Catar hace tiempo que resolvió el dilema y se decantó por la primera opción. Es decir, que en vez de dedicar los ingentes recursos que le proporcionan sus reservas de gas a convertirse en una desafiante potencia militar, ha preferido invertirlos en educación, infraestructuras, investigación y cultura. La idea es que el país sea capaz de salir adelante cuando los yacimientos se agoten. Una pieza fundamental de esa estrategia es la Ciudad de la Educación de Doha, una iniciativa que ha puesto las bases para la creación de uno de los complejos académicos más ambiciosos del mundo. Son catorce kilómetros cuadrados en las afueras de la capital catarí ocupados por centros educativos y de investigación en los que ya se han hecho un hueco universidades estadounidenses de prestigio como la Virginia Commonwealth, la Texas A&M y la Carnegie Mellon.

No es casualidad que la principal promotora y además presidenta de la Ciudad de la Educación de Doha sea la jequesa de Catar, Mozah Bint Nasser al Missned, la más conocida de las tres esposas del que desde 1995 ha sido la principal autoridad del emirato, Hamad Bin Khalifa al Thani. La jequesa ha revolucionado todos los esquemas sobre el papel de las mujeres de los gobernantes de los países del Golfo, que hasta su llegada habían ocultado celosamente a sus consortes. El día que se le vio en una entrevista que la cadena estadounidense CBS había hecho a su esposo dejó atónitos a todos sus súbdistos. Mayor sorpresa causaron sus intervenciones en plataformas como la Unesco o la ONU, en las que participa activamente. Hasta su entrada en escena no se conocía a ninguna jequesa con semejante libertad de maniobra.

La favorita del emir ha cautivado también a Occidente con unas maneras y unas indumentarias desconocidas hasta ahora entre las primeras damas de los países árabes. Durante su estancia en Madrid con motivo del I Foro de la Alianza de Civilizaciones celebrado hace cinco años causó una muy grata impresión tanto por su exquisita educación -es licenciada en Sociología y domina varios idiomas-como por su porte y la elegancia de sus vestidos. Pese a que su edad exacta es una incógnita, se sabe que ha cumplido ya los 50 pero exhibe aún una envidiable silueta.

Además de haber lucido el palmito, la jequesa ha contribuido decisivamente a moldear la nueva personalidad del emirato. A ella se le atribuyen ideas como la de patrocinar al Barça a través de la Fundación Catar o la de atraer a multinacionales como Microsoft o General Electric con la puesta en marcha de un parque para la ciencia y la tecnología.

33 años y deportista

Son muchos los que adivinan su mano detrás de las decisiones de su esposo. El hecho de que a la hora de abdicar haya escogido al primogénito de los varones del matrimonio entre los 24 hijos que tiene con todas sus esposas dice mucho al respecto. El elegido es Tamim Bin Hamad al Thani, de 33 años y educado en el Reino Unido (Catar fue hasta 1971 protectorado británico). El príncipe es un apasionado del deporte -es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI)- que desempeñó un papel decisivo en la cuestionada elección de Catar como sede del Mundial de Fútbol de 2022. Al nuevo emir se le ve con frecuencia en Europa, especialmente en el palco del estadio parisino del PSG, club que es propiedad de uno de sus primos. Tiene dos mujeres (una prima segunda y la hija del embajador de Jordania en Catar) y seis hijos.

No se espera que el traspaso de poderes traiga consigo un cambio de rumbo en la política del país. Lo que sí es previsible es que la madre del nuevo emir siga teniendo un papel capital en las decisiones que se toman en el emirato, tal y como ha ocurrido hasta ahora. El poder blando seguirá guiando con hilos invisibles los destinos de Catar.

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