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FRANCISCO APAOLAZA
Domingo, 30 de junio 2013, 02:38
F rente a los prejuicios que lo encasillan como un tipo serio y árido, este doctor en Economía se dedica a acercar a la gente la ciencia del dinero. Y lo hace con gracia. A través de monólogos, cómics y chistes bastante ocurrentes. El hombre tras las gafas se define como el 'único economista monologuista' del mundo y mete a Keynes en los clubes nocturnos. Va de bolo en bolo por el mundo (llega de Mónaco y ahora viaja a Toulouse), se llama Yoram Bauman (San Francisco, 1973), sonríe mucho y lleva una camiseta en la que se lee 'Mejora la economía, invítame a una copa'. Está en Madrid para presentar sus dos libros de Introducción a la Macroeconomía y a la Microeconomía en viñetas (Ed. Debate, con los dibujos de Grady Klein) y explicar las claves de los movimientos del dinero a gentes que tienen la soga al cuello y que no saben quién la sujeta. «La diferencia entre ambas es que en micro los economistas se equivocan en cosas pequeñas y en macro se equivocan en general».
- A los españoles no les hace ninguna gracia la economía. ¿Cómo ve al Gobierno?
- No quiero que la gente piense que hago bromas sobre sus problemas. Solo hablamos de las teorías. Mariano Rajoy es una persona en un barco muy pequeño en mitad de una tormenta enorme. Lo que puede hacer tiene sus límites, sobre todo por las conexiones con Europa. España no tiene el destino en sus manos.
- ¿Podría explicar esta crisis?
- Hay una analogía entre la familia y la economía. Cuando todo va bien, es una familia organizada pero si las cosas se tuercen comienzan las discusiones, hay gente en paro, crecen las deudas y se vuelve disfuncional. La crisis de la deuda es lo que le ha pasado a una familia que tenía planes de tener hijos, llevarlos a la universidad y jubilarse y que ahora ve que el camino es... distinto.
- Pero esto parece un monólogo donde solo habla el FMI o Bruselas y los demás escuchan.
- Cuando tienes una unión monetaria es como un matrimonio: mejor si bailas al compás. Cuando las cosas empiezan a ir mal es difícil saber quién toma las decisiones. Eso sí, cuando mi mujer y yo discutimos, ella tiene el voto del desempate.
- ¿Ella sería Angela Merkel?
- (Risas) Alemania tiene un peso enorme, pero hay muchas otras interacciones.
- ¿Los movimientos como el 15M u Occupy Wall Street son el hijo rebelde de esa familia?
- Podría ser -ríe-. Estos movimientos inyectan ideas al discurso general y terminan por unirse a la discusión. Llevan los temas como la justicia y el paro a la luz pública. No creo que vayan a destituir el capitalismo, pero espero que encuentren maneras de hacer mejor la vida de las personas.
- ¿Cree que el bien común va a ganar más peso en la gran ecuación económica?
- En los últimos años, la economía se ha desplazado hacia la desigualdad, hacia la máxima de que el ganador se lo lleva todo. Dudo que vaya a haber un cambio en la tendencia.
Humor, impuestos y carbón
Bauman se doctoró en Economía por la Universidad de Washington y más tarde fue profesor e investigador. La vena del espectáculo le llegó casi por casualidad. En 2010, tomó los diez principios de la economía del sacrosanto profesor de Harvard Greg Mankiw y les dio la vuelta entre risas. De ahí, la broma pasó a Youtube y él saltó a la fama entre los círculos económicos. El propio Mankiw le ríe los chistes en la reunión anual de la asociación de economistas, y si pasa por Boston se toma un café con él.
En los monólogos, Bauman simplifica teorías económicas hasta el absurdo. Uno de sus trabajos humorísticos que más le ha hecho reír consistió en investigar la razón de los premios Nobel de Economía, como Ronald Coase, galardonado en 1991. Después de mucho pensar, Bauman averiguó que su alambicada teoría quería decir que «si no se ponen barreras al comercio, no hay barreras al comercio». Desde hace años, actúa en los clubes de monologuistas de todo el mundo y ha fundado el suyo propio en el que recauda fondos para los más necesitados. «Es una manera de acercar las finanzas a las personas».
Yoram no se hizo economista para subir al escenario, sino que antes de estudiar, tuvo una idea que lo llevó a matricularse. «Quise ser economista para estudiar el intercambio de impuestos. Fiscalizamos cosas positivas como la renta y el trabajo, pero podríamos bajar estos impuestos y gravar más otras cosas que no son deseables, como por ejemplo, los combustibles fósiles, el carbón, el petróleo o el gas».
Tras recibir el apoyo de gentes como el Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, y el propio Mankiw, Bauman ha visto cómo la medida se ha instalado en la Columbia Británica, una provincia de Canadá, «y no se ha hundido el mundo». Sabe que no será fácil. «Mire, en el Estado de Washington hay impuestos al consumo, pero no sobre las rentas. En Oregon, que está justo al lado, se gravan las rentas pero no hay IVA. ¿Cree que alguno de los dos está dispuesto a cambiar su política fiscal? Yo no».
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