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Domingo, 7 de julio 2013, 02:26
En el año 2007, Alemania acogía a 2.540 emigrantes pacenses, una cifra que comienza a incrementarse con la salida de jóvenes que, cincuenta años después, vuelven a buscar en el país germano la oportunidad laboral que les niega España. «En aquella época estábamos tan mal como se está ahora. Yo me fui con mi señora a pesar de que estaba embarazada. En el reconocimiento médico no se dieron cuenta y decidimos marcharnos para ganar un dinero», relata Alfonso Mangas, que vive hoy en la calle San Marcial del Gurugú.
El embarazo les obligó a volver ocho meses después, pero aún recuerda ilusionado la etapa que allí vivió. «Teníamos un bungaló de madera que era muy bueno, allí se estaba divino. Tenías tu cuarto de baño, tu ducha, tu sitio para lavar la ropa. Éramos unas 30 personas, todos españoles, y nos turnábamos en la limpieza».
Jubilado ya, Alfonso aún recuerda algunas de las palabras que aprendió. «Para contar primero se mentan las chicas y luego la mayor. Si aquí se dice cincuenta y cinco, allí se dice cinco y cincuenta. Contar no era fácil, pero a mí se me daba bien».
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