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Vista general de la piscina principal del complejo Ramos Guija, en Cáceres el Viejo. :: MARISA NÚÑEZ
Los usuarios de las piscinas quieren que una sola entrada sirva para entrar y salir del recinto
CÁCERES

Los usuarios de las piscinas quieren que una sola entrada sirva para entrar y salir del recinto

En Guadipark el problema se resuelve con un ticket para todo el día y en el camping se pone un sello en la mano

MANUEL M. NÚÑEZ

Domingo, 7 de julio 2013, 21:03

Azota el calor y el termómetro dispara los registros. Temperaturas que se acercan a 40 grados permiten comprobar cómo a medida que avanza el día la entrada a cualquiera de las piscinas de la ciudad es un paso continuo de personas. Sobre todo en algunas. Al Parque del Príncipe acudieron casi 34.000 en 2012. A Cáceres el Viejo, 30.000. Por el complejo Guadipark pasaron 23.000. En este arranque del verano las estadísticas van camino de superarse. Así lo aseguran todos los testimonios recogidos.

«Mejor, mucho mejor de lo que esperábamos. Habíamos hecho una previsión y se está cumpliendo con creces», asevera José Félix Miñambres, gerente de Feafes, la entidad social que se ocupa por primera vez de la gestión de Guadipark. «El jueves el complejo Ramos Guija y el Parque del Príncipe estaban a tope, con el nivel de ocupación más alto», confirma Carlos Morán, de la concesionaria de las piscinas municipales, Conyser.

Sin embargo, ese esplendor que viven los bañistas urbanos en los numerosos recintos existentes (el martes se amplía la oferta con la apertura de la Ciudad Deportiva) encuentra el contrapunto de quienes piden más flexibilidad a la hora de controlar el acceso.

Un caso concreto. Miguel Pérez-Cortés acude con sus hijos, Carlos (8 años) y Helena (6) al camping. Allí pasan los niños el día con sus amigos. Si salen para comer en casa no pasa nada. «La idea es facilitarle las cosas al cliente. Para que pueda entrar con la misma entrada lo que hacemos es ponerle un sello en la muñeca», explica el encargado, Antonio Doncel. Si Miguel decidiese llevar a sus hijos a Cáceres el Viejo (complejo Ramos Guija) el escenario cambiaría. La entrada es 20 céntimos más barata, pero si a mediodía optan por irse a casa y regresar más adelante, en ese caso, toca pasar por taquilla.

Esa situación ha originado algunas quejas y también casos de picaresca. «Los hay que intentan entrar otra vez, pero no cuela», admite una trabajadora de Cáceres el Viejo. Si se trata de recoger un objeto olvidado, ir al bar a por un refresco y entrar y salir al instante no hay inconveniente. Si la cuestión es marcharse a comer o a descansar en la siesta y entrar otra vez, entonces, es distinto. Para bañarse de nuevo hay que pasar por caja.

«Es cierto. Muchos de los vecinos denuncian que después de salir a comer y volver a la piscina tienen que volver a pagar. Es incomprensible», lamenta Joaquín Regadera, que reside en el barrio. La concesionaria lo razona. Se limita a cumplir lo que se recoge en el pliego de condiciones técnicas que se elaboró en su día. «Es una cuestión de aforo. Está limitado y hay que cumplirlo. Nosotros no podemos saber si el que se va tiene previsto regresar o no», señala. El asunto ya se planteó la temporada pasada y la explicación que se dio entonces fue que si hubiese que reservar el uso de la instalación a los que salen habría que impedir la entrada a otros usuarios por cuestión de aforo. Sería como en algunos partidos del pasado torneo internacional de pádel. Se repartieron invitaciones que no se usaron y, aunque había asientos libres, no se podían vender las entradas.

«Hay personas que lo hablan, incluso que quieren volver a entrar. Pero no está permitido», cuenta Cristina Coral, que trabaja en el recinto de Cáceres el Viejo. Un cartel lo deja claro a la entrada: «ticket de un solo uso». En Valdesalor, reconoce Carlos Morán, también ha habido algunas quejas. Pinilla, Aldea Moret, Parque del Príncipe están en la misma situación.

Javier Cita y María Carretero llegan con su hijo Héctor, de tres años, a Guadipark. «Siempre venimos aquí. Ya lo conocemos. ¿Entrar otra vez? Puede ser una ventaja aunque nosotros no lo hacemos», comentan. El responsable de la concesión José Félix Miñambres opina que el problema se resuelve «con una factura simplificada que se expide al entrar». Ese documento es obligatorio presentarlo una vez que se sale para volver a acceder. Los operarios de Feafes indican que no suele repetirse con frecuencia. El estado de cosas lo resume en una de las piscinas aludidas, Cáceres el Viejo, el presidente vecinal, Francisco Manuel Iglesias: «¿Que hay quejas? Siempre las hay. Habrá a quien esto le cause un trastorno, pero nos adaptamos. No creo que sea grave».

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