

Secciones
Servicios
Destacamos
TEXTO: BORJA OLAIZOLA FOTOGRAFÍA: CARL DE SOUZA
Domingo, 7 de julio 2013, 15:46
Cuenta Nelson Mandela en su autobiografía que uno de los episodios más traumáticos de su azarosa existencia fue el salto de niño a hombre. Como miembro de la comunidad xhosa, el carismático líder surafricano tuvo que someterse a un complejo ritual que marca el paso de la infancia (inkwenkwe) a la hombría (indoda) y que culmina con la práctica de la circuncisión. Es una ceremonia sometida a códigos ancestrales que se traspasan de generación en generación y que desde hace unos años ha empezado a ser muy cuestionada al menos en su vertiente quirúrgica. El corte de la piel que recubre el prepucio se realiza sin analgésico alguno y, lo que es peor, siguiendo prácticas muy poco higiénicas que provocan frecuentemente infecciones, que a veces se complican hasta el punto de causar la muerte. Tras someterse a la circuncisión, los jóvenes se rebozan por completo de barro y deambulan como espíritus -en la foto- por los campos que rodean a sus poblaciones, hasta que se recuperan de la intervención. Todo aquel xhosa que no luzca un pene mutilado no es considerado un hombre y corre el riesgo de ser condenado al ostracismo por sus congéneres.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.