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PEDRO ALMODÓVAR
Miércoles, 10 de julio 2013, 14:20
«El domingo cogeré las primeras patatas», explica el más veterano de los hortelanos, Lucas Muñoz Hernández. Con 81 años recién cumplidos, se levanta todas los días a las siete en punto de la mañana y se va al huerto a regar sus verduras y hortalizas, en las instalaciones del antiguo psiquiátrico de Plasencia. Se ha mantenido en activo hasta hace apenas tres años, y aún ayuda a sus hijos cuando hace falta. Sus manos están curtidas. Son rudas y firmes, y a sus 81 primaveras, la vitalidad sigue presente en ellas. Ha cavado su huerto a mano, «así la tierra está mejor tratada», dice. Tiene sembrado pimientos, cebollas, sandías, berenjenas, habichuelas, judías y tomates, y ya ha llevado los primeros frutos a casa. En concreto, «algunos tomates pintones, berenjenas y pimientos». Para el domingo tiene previsto coger las primeras patatas, que están en una zona común que comparte con otros hortelanos.
Fue en abril cuando empezó, junto con el resto de compañeros, a preparar la tierra. «Quitar las malas hierbas fue lo peor, porque había muchas», aunque en poco tiempo tenía el terreno totalmente listo. A pesar de que había trabajado toda la vida en el campo, nunca había tenido tiempo para atender un huerto, pues él siempre ha sido capataz de fincas. Ahora ve la tierra como una pequeña fuente de recursos para su familia, con el que pretende ahorrarse un dinero importante en estos meses de verano.
Ya había trabajado con regadío en las plantaciones de tabaco, así que el sistema de riego por goteo, el cual utilizan todos, lo conocía perfectamente. «Éste huerto en concreto necesita regarse poco, porque a partir de las cuatro de la tarde no da el sol». Los árboles que tiene justo al lado de su parcela tapan el sol de la tarde, pero a él no le gusta. Cuenta además, que antiguamente era más difícil encontrar agua, «muchos días me tenía que levantar a media noche e irme a mitad del campo a por agua, porque en casa no había», explica mientras revisa cada línea de riego de su pequeño huerto.
«No es por presumir, pero creo que tengo las mejores plantas de tomates». Salvador es otro de los muchos hortelanos que pasan gran parte del tiempo entre las vides del antiguo psiquiátrico. Al igual que la mayoría, en su huerto abundan las plantas de judías, calabacines, berenjenas y tomates. Éstas últimas, las tiene sembradas por temporadas, «para poder tener tomates en el invierno».
Al igual que Lucas, ya ha llevado las primeras verduras a casa, como berenjenas y algunos tomates pintones. Destaca que el curso de agricultura que hizo previamente a cultivar el huerto le ha venido muy bien para reforzar algunos conocimientos, pues hace muchos años, tuvo uno, pero lo terminó dejando para dedicarse a tiempo completo al que ha sido su oficio durante más 30 años, soldador.
Ahora Salvador está en paro, y pasa gran parte del tiempo cuidando las plantas y las vides que tiene en común con algunos vecinos colindantes.
«Con el huerto podré ahorrar unos 100 euros al mes en verduras y hortalizas». Cuenta que la mayoría de lo que saque será para consumo propio, pero que repartirá también a sus familiares, y si hay excedente, como puede ser el caso de los tomates, lo donará a Cáritas.
Por otra parte, ayer se culminó la cesión total de los terrenos durante un periodo de 4 años, mediante un convenio de colaboración entre Diputación, Ayuntamiento y el SEPAD, que será el encargado de velar por la seguridad de los huertos.
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