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JOSÉ CÁNDIDO CÁCERES
Martes, 16 de julio 2013, 14:50
Las imágenes aún permanecen en la retina de los aficionados. Un enorme 'tapón' formado por decenas de personas impedía la entrada de mozos y morlacos a la plaza de toros de Pamplona durante el encierro de los sanfermines del pasado sábado. Se vivieron momentos de angustia. Más de una veintena de personas tuvieron que ser atendidas por diversas heridas. Entre ellas, José María González Castillo, natural de Castuera y de 21 años de edad, conocido cariñosamente como el 'Chato', un apodo familiar.
A pesar de no revestir gravedad ninguna de sus lesiones, pasó por uno de los momentos más angustiosos de su vida pero reconoce que no dudaría en repetirlo, pues como gran aficionado al mundo taurino disfrutó en estas fiestas «como nunca lo había hecho».
Recuperado casi totalmente de las heridas, a su llegada a Castuera ha sido arropado por decenas de vecinos que no han dudado en preguntarle por su experiencia o su estado de salud, e incluso hay quien le ha vitoreado a grito de 'torero, torero'. Ahora comparte con HOY sus impresiones acerca del suceso.
-¿Por qué decidió ir a los sanfermines?
-Tenía muchas ganas de ir desde hacía tiempo. Llevo más de 15 años viéndolo en televisión, así que se presentó la oportunidad y pude convencer a mi novia, Virginia, para verlo en directo. Soy un gran aficionado al mundo taurino desde pequeño y ha sido una experiencia impresionante, la gente necesitaría vivirlo para comprenderlo, pues es difícil de explicar.
-¿Qué tramos recorrió?
-Participé en cinco encierros, desde el martes hasta el sábado. El día del percance recorrí la mitad de la calle Estafeta, pasé por la esquina del edificio de Telefónica e hice la entrada al callejón. Lo curioso es que la policía me permitió pasar la barrera y correr por apenas cinco minutos, pues llegué algo justo de tiempo. A pesar de lo que pasó, el encierro del sábado fue el que más me gustó por la gran cantidad de gente que había.
-¿Qué le pareció el ambiente de las fiestas?
-Increíble, no se podía ni andar de tantas personas que había. Mucho espíritu de fiesta, buen humor y buen ambiente en general, aunque a veces las aglomeraciones y el descuido de la gente suponen un peligro para los corredores. Hay que ser precavido con los que no se toman en serio los encierros y no son conscientes del riesgo que corren. De todos modos, fue muy agradable y disfruté mucho.
-¿Cómo vivió lo acontecido el sábado?
-El problema fue que se cerró una de las puertas de acceso a la plaza. La gente que llegó en primer lugar formó un tapón al no poder acceder al interior mientras más gente se iba aglomerando. Al llegar nuestro grupo, con los toros a apenas ocho metros de distancia, no pudimos hacer nada. Cuando quise darme cuenta estaba atrapado y solo pensaba en escapar. Uno de los toros llegó a embestirme, aunque tuve suerte por no ser alcanzado por ninguna de las astas. Perdí las zapatillas y los pantalones y sin saber bien cómo pude escapar y subir por el burladero con ayuda de algunas personas que estaban allí.
-¿Qué sintió durante el incidente el pasado sábado?
-Muchísimo miedo y dolor, pues uno de los hombros se me dislocó y apenas podía moverlo, y en cuanto pude bajar fui atendido rápidamente por los servicios médicos, que me trasladaron en camilla hasta el hospital. Justo antes tuve la tremenda suerte de encontrar mis zapatillas entre cientos de pares, aunque el pantalón no lo encontré.
Tres horas en el hospital
-¿Cómo fue la atención médica?
-Algo lenta. Estuve más de tres horas esperando en el hospital debido a la gran cantidad de heridos que hubo ese día, 23 si no me equivoco. Después fui examinado por los doctores y esa misma tarde me dieron el alta, ya que no tenía ninguna lesión grave. Solamente algunas contracturas en el cuello y contusiones en los hombros y las piernas. Estoy prácticamente recuperado y no he necesitado guardar reposo, solo tomar algunas pastillas para el dolor.
-¿Cree que lo que sucedió se podría haber evitado?
-Tal vez con algo más de atención en la puerta que se cerró, que debía estar fijada de algún modo. De todas formas es difícil evitar este tipo de contratiempos, son imprevisibles.
-¿Repetiría la experiencia?
-Sin ninguna duda. A pesar del susto, volvería mil veces, aunque, eso sí, con mucho respeto. En general puedo decir que disfruté muchísimo y fue una experiencia increíble, difícil de igualar.
-¿Cómo ha sido la vuelta a su pueblo, Castuera?
-Me han recibido casi como a un héroe. Me han llamado de diferentes emisoras de radio y de varios periódicos, y la gente se ha preocupado por saber si estoy bien. Además he conseguido muchos seguidores en Twitter, desde donde he ido informando de todo (ríe).
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