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Un 'brujo' en la piel de un burro
Festival de teatro de mérida

Un 'brujo' en la piel de un burro

Por primera vez se lleva a escena 'El asno de oro', referente de la creación literaria occidental y que supuso el preludio de la picaresca Rafael Álvarez regresa a la capital autonómica con el estreno adsoluto de la obra 'El asno de oro' de Lucio Apuleyo, la primera comedia programada en esta 59 edición del Festival de Teatro Clásico

MARTA PÉREZ GUILLÉN

Jueves, 18 de julio 2013, 12:34

Tercera obra y segundo estreno absoluto. De cuatro mujeres dirigidas por un hombre, a un hombre que se dirige a si mismo. Rafael Álvarez, 'El Brujo', regresa de nuevo a la capital autonómica, para defender un clásico entre los clásicos, 'El asno de oro' de Lucio Apuleyo, y provocar con él la risa de los presentes. Un texto nunca antes llevado a escena, y que esta noche con luz, sombra y verbo, se materializa entre las columnas y la arena del Teatro Romano.

Un texto poco conocido a la par que arraigado en la creación artística occidental y que supuso además el preludio de la picaresca. Autores como Cervantes, San Agustín, Lope de Vega, Shakespeare e incluso Kafka, dedicaron guiños a esta obra entre sus escritos.

Un texto en boca de un brujo, especializado en una manera de hacer teatro, en un género que lleva su sello personal. Ese imbricar la ironía y el humor, con el pasado que sabe a clásico y el presente de rabiosa actualidad, que siempre funciona en sus obras.

Por él, protagonista, director y guionista, parece que los años no pasan. Ataviado de blanco nuclear y con el pelo alborotado, Rafael Álvarez luce con el mismo misticismo de siempre. Confiesa estar emocionado por volver a la capital autonómica por segundo año consecutivo. Y confiesa también, que volver quiere decir que el público le quiere en en Mérida, encima del escenario romano.

Si tener la oportunidad de regresar no le es suficiente para sentir que a los espectadores les gusta el teatro de Álvarez, Jesús Cimarro, director del Festival de Teatro Clásico, adelantaba en la presentación de la obra que ya se han vendido la mitad de las localidades disponibles para la representación, que estará en cartel hasta el domingo.

«Sólo en venta anticipada se han contabilizado 7.000», explicaba Cimarro, quien se mostraba satisfecho con los datos de asistencia que está contabilizando la cita cultural.

Lucio, su personaje

En la anterior edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en su papel de aedo relataba las hazañas del gran Ulises. Una particular visión de la Odisea que consiguió convencer al público emeritense.

De nuevo, solo ante la grandiosidad del Teatro Romano, El Brujo vuelve a recurrir a su montaje como actor solista, para meterse en la piel de un burro. «Mi personaje es un hombre que quiere experimentar con la magia, y se deja seducir por la sirvienta de una mujer que se dedica precisamente a eso», explica Rafael Álvarez.

Ingerir una pócima errónea proporciona a Lucio, el personaje al que da vida 'El Brujo', orejas de burro en vez de alas, como deseaba en un principio. «A partir de ahí, inicia un viaje así mismo, con el sufrimiento de ser un asno», apunta Álvarez.

Un burro con mente e interior de hombre que comienza una gira por los diferentes teatros de la época, hasta que llega a la antigua Augusta Emerita. El Teatro adquiere en esta ocasión un papel protagonista en el argumento y desarrollo de la historia. «Es una obra pensada para este entorno, tanto, que el protagonista llega al Festival de Mérida», apunta 'El Brujo', quien además indica que lleva desde septiembre dedicado a este espectáculo.

A través de los ojos de asno, Lucio describe y revive cómo era la vida entonces, la picaresca de la época. «Desciende a los infiernos, madura su espíritu y renace como un hombre nuevo, como un hombre virtuoso», explica Álvarez.

De una crisis a una conversión. Una catarsis que permite al personaje descubrir la corrupción y la decadencia del hombre. «La virtud es podredumbre, y la podredumbre es virtud», reflexiona el actor, quien explica que como ahora, ya existía la corrupción en aquella época. «Los mensajes de los antiguos ya avisaban de que esto sucedía».

Esa caída de la venda permite ver a Lucio Apuleyo con claridad que las verdades a veces son verdades a medias, e incluso mentiras en mayúsculas. Este momento, según el actor, se corresponde con la maduración del hombre, acompañado siempre del profundo sentimiento de la decepción y de la rabia. «Ocurre cada cierto tiempo, que las verdades oficiales de repente ya no lo son», señala Álvarez. Aún así «necesitamos de las mentiras para mantener el equilibrio y restablecernos de nuevo».

Que sea de oro el asno, recurriendo al título de la obra milenaria, también tiene su qué. El oro simboliza la luz, el sol. Es una metáfora que incide en esa catarsis del personaje, que consigue la lucidez después de bajar a lo más bajo. Una alegoría que Álvarez lleva a escena con la mejor de sus bazas. El humor como mejor aliado y la ironía como la mejor de las compañeras.

Guiños al presente

Después de dos tragedias y drama en estado puro, se agradece un enfrentamiento con la realidad y el mundo que rodea, con carcajadas de por medio. No faltará la risa y tampoco los guiños al presente a los que acostumbra recurrir el actor, con el fin de conseguir que los espectadores pasen una velada amena y agradable. En eso, precisamente, 'El Brujo' no defrauda.

Aunque el humor ayuda a comprender el mensaje y digerir de manera diferente el trasfondo de los textos clásicos, no hay que olvidar la lectura que subyace del monólogo defendido por el cordobés. «Yo ofrezco un plato, que será digerido por un público que además, tendrá que extraer sus propias conclusiones», subraya Rafael Álvarez, quien entiende que esta obra requiere que los espectadores interactúen de esa manera y sean partícipes en su mensaje.

Sin duda una obra diferente a las que hasta ahora la 59 edición ha llevado a escena, siguiendo la línea que defiende este año el Festival. Ofrecer una programación con elementos diversos que llegue a todo tipo de público.

Poesía y ritmo

La primera comedia, que se estrena esta noche en el Teatro Romano, promete risas, muchas risas. Y también poesía. El texto adaptado por Álvarez, ha desembocado en una composición brillante y con mucho ritmo. Para ello, el actor ha tenido que sintetizar de forma comprensible los episodios que concentran esta obra diversificada y extensa. «El texto contenía historias interminables, que se enlazaban unas con otras», explica el actor.

La música en directo, de la mano de Daniel Suárez, 'Sena' con la percusión, el saxo de Julián Martínez y bajo la dirección de Javier Alejano, ayudará a los espectadores a introducirse en la atmósfera de la particular visión de Álvarez sobre los clásicos con ritmo vertiginoso.

Crítica y denuncia, aderezada con la ironía y el buen humor de 'El Brujo'. Guiños del presente con música de ambiente y un texto poético, hecho por y para el Teatro Romano, que hoy ve la luz. Una alegoría en la que la mentira encierra un secreto que tendrá que ser descubierto por los presentes. Una comedia que destapa la corrupción y versa sobre la decadencia de la sociedad. Esta noche sin duda promete.

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