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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Rui Costa atrapa a Rolland y se lanza a por la victoria. :: EFE
Todos asumen que gana Froome
CICLISMO

Todos asumen que gana Froome

La etapa más dura, con cinco puertos a través de los Alpes, se dedicó a guerras menores, con los corredores agotados y el líder, «muerto» pero feliz

J. GÓMEZ PEÑA

Sábado, 20 de julio 2013, 02:09

Lástima que a este emocionante Tour se le hayan acabado antes las fuerzas que las etapas. Todos, incluido el más rebelde, Alberto Contador, asumen la victoria mañana del primer africano que conquista el Tour, Chris Froome. En Le Grand Bornand, penúltima meta alpina, el líder albino se frota los ojos. Le pican. La etapa y la tormenta le han ensangrentado los bordes. «Disculpadme, pero solo tres preguntas», pide a la prensa. «Tengo que descansar. Cada noche llego muerto al hotel», confiesa. Una respuesta en inglés: «Hoy ha sido el día más duro del Tour». Otra en francés: «Me queda el último esfuerzo. Ni soñaba con ganar el Tour». La tercera, en italiano: «Tengo cinco minutos de ventaja. Será difícil que mis rivales me cojan en la última etapa de montaña». Sopla y se va. Lento.

Este Tour está casi andado, pero cada vez cuesta más dar un paso. Carrera cruel. La paliza la notan incluso el mejor, Froome, y los que con él han llegado a la meta, los que se juegan hoy las otras dos plazas del podio: Contador, Quintana, Kreuziger y 'Purito'. Ayer no atacaron. Llevaban pedales de plomo. «Froome no perderá este Tour», concluye 'Purito'. Todos asienten. Fin. Mientras subía por el Glandon y La Madeleine, el día se volvió gris. De colores cansados. De ciclistas agotados. La enredadera del cansancio trepa por las piernas del pelotón. Los directores dicen: «Venga». Y los músculos contestan: «Basta». Sordos.

A dos etapas para volar a París y con Froome tan lejos de sus rivales, era tiempo para hacer cuentas, para no irse de ayunas de este Tour centenario. Unos cuantos, muchos, cuarenta, compartieron la gran fuga del día. Todos buscaban la etapa. Uno, el portugués Rui Costa, algo más. El premio doble. Quería su segundo triunfo, otro para el Movistar. Fiel a su reputación, el luso mantuvo el temple. Dejó que Rolland, en fuga y acalambrado, se desangrara bajo la lluvia. Y calibró las fuerzas de Nieve, Navarro -gracias a la ventaja de la fuga, el asturiano se aupó a la octava plaza de la general-, Bakelandt y Kloden, los más peligrosos. Les vio desgastarse en el inicio del último puerto, la Croix Fry. Buena carretera; no tanto desnivel.

Ahí, al notar la flojera del resto, arrugó la nariz, bajó las cejas, sacó los dientes y relinchó. Pura sangre portugués. Los focos de los coches pulverizaban la lluvia. Le vieron pasar. Pasó un silencio. Una centella. Ya no volvieron a verle, ni en lo que faltaba de subida ni en el descenso, calado pero sin curvas de peligro. «Me gusta el Tour», dijo Rui Costa en la meta. Y se ha comido doble ración: dos etapas. Con la de 2011, ya tiene tres, una menos que Joaquim Agostinho, dios luso.

La gigantesca nube sostenida por las montañas que flanquean el valle azotaba al pelotón. Cielo bajo. Empapado. Era un día para hacer recuento y cuadrar los números. Como ya estaba claro que el Tour es de Froome, cada uno se dedicó a lo suyo. Los de la fuga y los del pelotón. Por delante, Rolland y Nieve sumaban puntos para disputarle, si pueden, el maillot de la montaña a Froome. El africano tiene 104 puntos; el francés 103 y el navarro 98. Cerca anda Quintana, con 97. Pero la guerra del colombiano es otra. La del podio: Contador, Quintana, Kreuziger y 'Purito', separados apenas por 47 segundos, se ordenarán definitivamente hoy en el último puerto del Tour, el duro Semnoz, balcón sobre el lago de Annecy. En ese espejo quedará retratado el cajón final de París. Hubo ayer otra guerra menor, anónima para el público y vital para los patrocinadores: la clasificación por equipos.

En la fuga inicial se colaron dos ciclistas del RadioShack. Y eso puso en peligro el primer puesto del Saxo, el conjunto de Contador. Por una vez, el madrileño se resignó. Colocó en hilera a sus gregarios para tirar del grupo. ¿Para castigar a Froome? No. Para defender el estatus del Saxo. «Somos el mejor equipo de este Tour y no podíamos perder esa plaza. Me habría dado mucha rabia», argumentó el madrileño. Ni atacó en el ascenso, ni en la bajada del puerto final. Ni siquiera salió a por Valverde y Gadret. Tiene las fuerzas hechas ceniza. Le queda el coraje. Y hoy le hará falta para defender la medalla de plata ante Quintana y 'Purito', el único que ayer, justo al final de la Croix Fry, cató las fuerzas del resto. Todos respondieron. Presentes. Y ahí se acabó. A la meta de Le Grand Bornand llegaron dos ganadores justo antes de la tormenta. Primero, el de la etapa, Rui Costa, ciclista versátil, capaz de casi todo.

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