«Una vez me pidieron tatuar tres letras en un pene»

-¿Es usted partidario de utilizar anestesia?

-No. Si el cliente quiere, se la echa fuera de la tienda y bajo su responsabilidad. Los poros absorben esa crema más la tinta del tatuaje, con lo cual estás metiendo en la piel el doble de líquido. Los 'tattoos' hay que hacérselos al natural; duelen, pero no tanto como para anestesiarse.

-¿Cómo llevan los clientes el dolor?

-Cada uno lo aguanta como puede: unos se ríen, otros lloran, unos se quedan callados y otros dan la brasa... (se ríe).

-¿Qué diseños le piden más?

-Este año me piden muchas rosas, paisajes metidos dentro de un ancla y una especie de pajaritos volando haciendo una silueta. Va por épocas, sin embargo, es diferente para los que nos tatuamos por cultura.

-¿Qué dibujo recomienda a alguien que quiere tatuarse algo, pero no sabe qué?

-La única persona que lo puede saber es ella misma, porque un tatuaje es algo muy personal. Recomiendo que se estruje un poco la cabeza, y sea algo que le guste de verdad, porque al final te lo ves tanto que piensas que forma parte de tí como un lunar o cicatriz.

-¿La parte más rara dónde un cliente le ha pedido un tatuaje?

-Estaba en Granada trabajando cuando un cliente me pidió que si podía tatuarse tres letras en su pene. Le pregunté a mi jefe que cuál era el turno de mi compañero y le pasé a él 'el marrón' sin problema (risas).